domingo, 31 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 25

CAPITULO 25


- Dónde diablos se metió mi mujer? - reclamó Balan, montado en su caballo que se movía impaciente dentro del establo. En vez de su esposa, quien pareció fue un afligido Anselm. -Godart y Erol todavía lograron encontrarla? - Balan cuestionó al hombre con mal humor.
- No mi lord , pero pronto, prontito la van a hallar - él respondió , alterando la mirada entre Balan y Osgoode quien también estaba allí. - Está seguro que no quiere que uno o dos hombres lo acompañen en el trayecto, mi lord ?
- Tenemos escasez de gente. No podemos sacar nadie de sus tareas - Balan retrucó, visiblemente irritado con la desaparición de Murie.
Anselm había hecho la misma pregunta unas seis veces antes. Parecía estar preocupado por dejar que Balan viajase solo con Osgoode. El, como Murie, también tenía alguna sospecha respecto a a su primo?
- Oh! Ahí está ella - dijo Osgoode llamó la atención de Balan hacia la figura de Murie quien atravesaba el portón del establo y caminaba apresuradamente en dirección a ellos.
- Te pido mil disculpas por el atraso, marido. No pretendía demorar tanto, mas tuve dificultad para hallar un trébol de cuatro hojas. Las otras plantas tampoco fueron tan fáciles de encontrar - dijo Murie, mientras cubría la ropa de Balan con hierbas.

- Mujer, por qué estás colocando todas estas hojas y ramitas en mi ropa? - Eso era demasiado. Su paciencia había llegado al limite y voz estaba alterada.
- Calma, Balan . No es necesario gritar, todos son amuletos de buena suerte. La rama de menta tiene poder de protegerte contra el mal de ojo. Aquí tienes la pata de conejo , la herradura colgada allí , el trébol va en el bolsillo y las hojas de laurel...
Balan no quería oír nada más . Se agachó , e hizo que su esposa se callase con un beso largo y ardiente. Fue suficiente para que se le cruzase por la cabeza postergar su partida. Tenía ganas de alzar a Murie en sus brazos, cargarla hasta la cama y hacerle algo que ella seguramente extrañaría cuando se fuese. Pero resistió la tentación. Si hiciese eso acabaría no viajando más y el viaje se hacía muy necesario.
En realidad era más que necesario, era imprescindible. Lo que iba a buscar en Carlisle hacía mucha falta en Gaynor y no podía postergar más la decisión. Si por un lado la insistencia de Murie de someterlo a todas esas supersticiones lo irritaba, por el otro era conmovedor ver cuanto su mujer se preocupaba por él. Finalmente , Balan espoleó su caballo, haciéndolo comenzar la marcha y saludó a Anselm.
- Cuida bien de Lady Murie en mi ausencia.
- Por supuesto , mi lord - respondió el soldado.
- Ey, espera! - Murie gritó, corriendo detrás del caballo que ya se aproximaba a las murallas. - Olvidé una cosa!
Osgoode y Balan se pararon. Ella se aproximó a su marido con las mejillas llenas y, de repente, soltó una escupida.
Sin creer lo que acababa de ver, Osgoode preguntó horrorizado:
- Carajo !Estoy alucinando ? Acabas de escupir a Balan?
- Si - Murie confirmó satisfecha, como si fuese la cosa más normal del mundo. - Trae buena suerte escupir a la persona que va a viajar. Es una protección. Quieres que te escupa a vos también ?
- No, muchas gracias, paso ! - se atajó Osgoode, comenzando a reírse. - También acostumbrabas a escupir al rey cuando él salía de viaje?
- Yo no, pero te aseguro que la reina lo escupía porque cierta vez le hablé sobre eso y ella se mostró muy interesada.
- Ay, Murie... - Balan y Osgoode se reían a carcajadas - Ven aquí, mujer.
Desconfiada Murie dio un paso adelante y se apoyó en el caballo de Balan.
- Qué pasa, marido?
Inclinándose en la silla él la levantó por la cintura y volvió a besarla.
- Sabes una cosa? Te amo, brujita - él le dijo bajito al oído , antes de volver a colocarla en el suelo.
En seguida espoleó al animal y los dos caballos partieron al galope. Balan sólo se dio vuelta para hacer un último saludo con su mano cuando ya cruzaba el portón de las murallas.

- Tuve la impresión que Anselm no estaba nada satisfecho al verme yendo con vos en este viaje - comentó Osgoode mientras pasaban sobre el puente . - Creo que él desconfía de mí. Será que cree que tengo algo que ver con los atentados?
- No lo sé - respondió su primo. - Pero Murie desconfía.
- Qué ? No me digas eso. Cómo puede Murie sospechar de mí?
- Vamos, Osgoode, vos no desconfiaste de ella?
- Si , pero era diferente...
- Era lo mismo - Balan dijo con una sonrisa , adelantando su caballo.
No quería hablar más sobre ese asunto. Solamente quería pensar en su mujer y en todo lo que haría con ella en la cama cuando volviese a la casa.
Fue el ruido de Cecily entrando en el cuarto lo que hizo que Murie se despertase. Somnolientamente, ella abrió los ojos con lentitud, mientras la criada iba a cuidadosamente sacando algunas ropas del baúl hasta escoger la preferida de Murie: el vestido rojo. Murie bostezó y volvió a cerrar los ojos. Había pasado los últimos dos días trabajando como una esclava y estaba exhausta, necesitaba dormir un poco más.
Cuando Balan se había ido , ella había reunido a todos los criados disponibles en Gaynor para ayudarla en el trabajo. Primero sacaron todas los tapices y los adornos de las paredes del salón principal para quitarles el polvo, lavarlos y dejarlos limpios. Antes de volver a colocarlos en su lugar, pintaron con cal las paredes y se libraron de las esterillas viejas que había en el piso , lavando las que todavía podían ser usarlas nuevamente después de secadas. Al final del día todos estaban agotados, pero, ala mañana siguiente bien temprano, ya volvían entusiasmados al trabajo. Quizás ese ánimo era causado por los criados nuevos que su marido iba a traer o por la perspectiva de tener una dieta más variada cuando llegase el ganado que Balan compraría.

Al segundo día, Murie distribuyó otras tareas. Algunos criados fueron hacer las pocas reparaciones necesarias en las cocinas y otros subieron al segundo piso para renovar lo que era necesario. Le había pedido a Anselm que escogiese algunos hombres con habilidad en carpintería para que hiciesen una base para la cama nueva y estos ya se ocupaban de cortar la madera. También había mandado a buscar paja fresca para renovar el colchón de ellos y de de Juliana. Todos trabajaron sin cesar hasta el anochecer, barriendo los cuartos y los corredores, lavando los pisos, frotando y limpiando hasta el último rincón del castillo . A pesar de tanto esfuerzo, la base de la cama todavía no estaba acabada cuando Murie se retiró y los carpinteros prometieron que terminarían al día siguiente.
Ahora ella tenía nuevos planes. Esa mañana mandaría que comenzasen a construir corrales para los animales de forma que estuviesen listos cuando Balan llegase con el ganado. También quería que fuesen hechos nuevas postigos para las ventanas. Ella, por su lado, trabajaría en el jardín . Clement había hecho o posible para mantener el jardín en orden, pero era una tarea grande demasiado extensa para un hombre solo que también necesitaba ocuparse de la cocina.
Murie se desperezó lentamente, absorbiendo la luz fuerte del sol que llegó hasta ella cuando Cecily apartó la manta que cubría una de las ventanas. Era hora de levantarse y comenzar a trabajar, pues su marido retornaría aquella tarde.
- Buen día , Cecily. Parece que el día está bonito hoy, no? - dijo Murie , yendo hasta la fuente con agua para lavarse.
- Si , mi lady. Es un bello día - la criada respondió . - cuáles serán nuestras tareas hoy? Va a pedir que lavemos con agua y jabón todas las murallas da propiedad? - preguntó Cecily con buen humor.
Murie se rió.
- No. Será un trabajo más fácil. quiero que vos y las hijas de Gatty recojan las esterillas limpias y las coloquen en los cuartos del piso superior . Así podrán librarse de mí para poder reírse y bromear por algún tiempo. Yo voy a trabajar en el jardín .

- Hay muchas cosas que hacer allí, mi lady.
- Es verdad. Las plantas han crecido sin nadie que las cuidase. Voy a ver cuales todavía sirven, arrancar las hierbas malas y también ocuparme de la huerta. Algunas de las hierbas de pueden ser secadas y guardadas para el invierno . Si no tendremos que comer comida sin gusto, cuando llegue el frío .
- Tiene razón , mi lady. Pero, de cualquier manera, será mejor comer pollo y carne de buey, aun sin especias, que pescado tres veces al día.
Murie concordó, sacudiendo la cabeza. La carne de jabalí se había acabado y hacia días que habían vuelto a la terrible dieta de pescado.
- Listo! - dijo la criada cuando acabó de ayudar Murie a vestirse y a arreglar el cabello. - Puedo ir a llamar a las hijas de Gatty ahora o hay algo que deba hacer antes de eso?
- Puedes ir, Cecily. Cuanto antes comencemos el trabajo mejor. Quiero que todo esté en orden cuando Balan llegue.
- él volverá hoy?
- Si. Planeaba terminar sus asuntos en Carlisle ayer a la tarde y en seguida comenzar el viaje de vuelta. Dijo que pasaría la noche acampando en el camino y que llegaría aquí al final de la tarde.
- Entonces es mejor que nos apresuremos, no es así, mi lady?
- Exacto. Vamos al trabajo.
La mayor parte del día transcurrió como los anteriores, con todos yendo de un lado al otro, atareados buscando dejar todo arreglado. Murie se ocupaba de las plantas, pero su trabajo era interrumpido constantemente . Primero, los hombres que hacían los corrales vinieron a pedirle para que fuese a definir la localización exacta de donde deberían comenzar. Después fueron los que construían la base de la cama que vinieron a avisar que estaba lista y que la habían llevado al cuarto en el piso superior . Ella tuvo que parar de trabajar nuevamente para ir ver el resultado y elogiar a los hombres por su dedicación. Finalmente apareció Cecily acompañada por las otras dos muchachas, informando que el cuarto de Juliana había sido arreglado, tenía con cortinas nuevas y esterilla limpias en el piso.
Y eso no era todo. Un poco más tarde vinieron los hombres de las postigos trayendo una muestra para saber si el tamaño y la forma eran correctos. El trabajo de Murie no rendía y ella ya había perdido la paciencia. Por eso fue brusca con Anselm, cuando él apareció.
- Qué diablos pasa ahora? - le preguntó con voz cortante. El soldado arqueó las cejas.
- Vine a avisarle que tenemos visitas. Es lord Aldous. Murie estaba arrodillada al lado de un cantero y se levantó asombrada.
- Solo?
- No, con Baxley.
- Quién demonios es Baxley ?.
- Supuestamente, un criado de él, pero que en verdad actúa como guardia personal, siguiendo a Malculinus a todas partes para protegerlo de cualquier peligro.
- En la corte Malculinus no tenía ningún guardia a su lado.
- Tal vez creyese que allí no era necesario, mi lady.
- Pues diles que estoy muy ocupada y que no puedo recibirlos.
- Le parece lo más conveniente, mi lady?
- Qué quieres decir, Anselm?
- Tal vez recibiendo a Malculinus, mi lady pueda descubrir si él tiene algo que ver con los ataques a lord Balan - el soldado sugirió ..
Murie permaneció en silencio, pensando en la situación . No tenía ni las mínimas ganas de volver a ver a ese hombre, y mucho menos de hablar con él. Además, había mucho trabajo esperando por ella. Pero si era para conseguir datos que esclareciesen los atentados, la sugestión de Anselm era aceptable.
- Está bien - dijo Murie finalmente. - Voy a ver si descubro algo .
- Y yo estaré cerca , en caso que haya algún problema.
- Gracias, Anselm - Murie respondió , segura de que difícilmente Malculinus causaría algún inconveniente allí, puesto que sus métodos para conseguir lo que quería eran siempre actuar en las sombras e por la espalda .

- Mi lady, qué placer! - dijo Malculinus levantándose de la silla al verla entrar en el salón principal. - Veo que has hecho maravillas en este castillo que estaba tan abandonado después que la peste pasó por aquí. Ahora está volviendo a ser un lugar habitable. Mis felicitaciones.
- Gracias, mi lord - ella respondió secamente.
Era el elogio más mal intencionado que jamas hubiese recibido en su vida. Por qué apenas "habitable"?
A ella le parecía que el castillo estaba quedando sorprendentemente lindo. Irritada miró al hombre que acompañaba a Malculinus. Nunca lo había visto antes, pero por algún motivo, su figura le parecía algo familiar . Él era alto y más delgado de lo que se espera de un guardaespaldas. Sus cabellos eran rubios, un poco rojizos. Todavía estaba intentando recordar si ya lo había visto en algún lugar cuando Malculinus tomó su mano y la besó.
- No hay de que - él respondió , con los labios todavía rozando la mano de Murie. - Y me gustaría que supieses que serás muy bienvenida si quieres venir al castillo Aldous. Le estaba diciendo a Baxley que estaría muy feliz si me hubiese casado con una esposa tan laboriosa como mi lady a mi lado. Pero por supuesto que ninguna mujer jamás igualaría tus cualidades.
Murie empujó su mano. Estaba indecisa sin saber si aquello era apenas una osadía o si Malculinus tenía otras intenciones. La mirada de Anselm le decía que de hecho había segundas intenciones. Malculinus acababa de declarar abiertamente que le gustaría tenerla como esposa. Pero ella ya estaba casada. Como si estuviese leyendo los pensamientos de ella, en seguida Malculinus preguntó :
- Dónde está tu marido? Espero que ya se haya recuperado de la herida en la cabeza. La noticia del accidente llegó a Aldous y vine presentarle mis condolencias.
- No hay necesidad de condolencias. Balan está muy bien.
- Qué bueno. Entonces ... él está aquí?
- No por el momento - Murie se limitó a responder.
Si Malculinus fuese el responsable de los ataques, era peligroso darle muchos detalles sobre el paradero de Balan.
- Puedo ofrecerte alguna bebida, mi lord ? O algo de comer? - ella continuó con cortesía.
La aparente gentileza de la oferta era , en realidad, casi un castigo . Los insulsos bollitos de pescado eran la única cosa que había y la poca cerveza casera disponible era de pésima calidad. En Aldous seguramente poseían todos los recursos necesarios para hacer cerveza de primera y tener una enorme variedad de delicadezas. Gaynor no podía competir con eso .
- Pescado y cerveza mala? No, mi querida, muchas gracias, paso - respondió Malculinus, riendo.
Murie apretó su mandíbula y fusiló al hombre con la mirada .
- Parece que sabes todo lo que sucede en Gaynor, no?
- Es cierto . La hermana de tu cocinero todavía trabaja para nosotros. No te contaron?
- La hermana de Clement?
Murie no sabía que el cocinero tenía familia porque él era muy retraído y nunca había hablado de eso.
- Exactamente. Ella siempre viene a visitar a su hermano y nos mantienen al tanto de los acontecimientos. Me gusta saber como andan las cosas por aquí, entonces de vez en cuando le pregunto a ella. La muchacha se puso muy contenta cuando supo que Balan iba a contratar más criados y a comprar un poco de ganado para mejorar las condiciones de vida del personal. Estaba muy preocupada por su hermano.
Oyendo eso, Anselm partió con una cara severa en dirección a la cocina. Con certeza iba a regañar a Clement por estar haciendo comentarios inconvenientes. Su mirada era furiosa y Murie no podía permitir que él hiciese eso.
- Anselm, por favor. Vuelve aquí - ella lo llamó .
Ella misma se ocuparía del caso más tarde y le contaría al cocinero que su hermana estaba siendo presionada por Malculinus a contarle todo lo que se enteraba sobre Gaynor. A decir verdad, tenía dudas de que fuese Clement quien esparcía las noticias. El hombre tenía cara de traste , y era demasiado serio y callado para tanta conversación.
Lo más probable era que la hermana supiese todo a través de las otras criadas o simplemente registrando aquello que veía, cuando recorría el castillo. O quizás a través Estrelda y Livith, las hijas de Gatty, quienes eran muy charlatanas.
Por coincidencia, justamente en ese momento, las dos irrumpieron en la sala, acompañadas de Cecily y cargando las alfombras que habían llevado para limpiar afuera . Miraron asombradas a las visitas y, después de saludar con una leve reverencia, comenzaron a subir las escaleras, llevando su carga. con risitas maliciosas, las muchachas parecían impresionadas con Baxley. Sólo ahora Murie se daba cuenta que él era un hombre atractivo. Estrelda, la más joven, llegó a tropezar en uno de los escalones cuando giró la cabeza para mirarlo, pero Cecily la sujetó , evitando que se cayese. Satisfecho con la conmoción que estaba causando, Baxley sonreía y le guiñaba un ojo a las niñas, aprovechando para ofrecerse a ayudarlas con los tapetes. De tal amo tal criado, pensó Murie. Fue un alivio cuando las muchachas acabaron de subir y desaparecieron por el corredor. Entonces Murie pudo volverse de nuevo hacia Malculinus quien continuaba hablando y sujetaba otra vez su mano.
- Lamento verte en una situación tan precaria, mi lady - él estaba diciendo, mientras acariciaba los dedos de ella con su pulgar. - Si hubiese algo en que yo pueda ayudarte...
- Ayudarme cómo? De la misma forma en que ayudabas a lady Jane? - Murie retrucó secamente.
Ya estaba harta de la presencia de ese hombre en su propiedad y dudaba que lograse arrancarle alguna posible confesión sobre los atentados. él, por su lado, se mostraba sorprendido con el comentario que acababa de oír .
- Qué sabes sobre lady Jane?
Durante la partida de ajedrez , Balan le había contado todo lo que Osgoode había visto la noche de Santa Inés. Ahora ella sabía que Malculinus había seducido a Jane y lo consideraba un sujeto despreciable. Con certeza le había prometido matrimonio a la pobre muchacha para que ella aceptase ir a la cama con él. Después la había dejado librada a su propia suerte y a la humillación que pasaría cuando todos en la corte supiesen lo ocurrido. Las cosas serían todavía peores si ella hubiese quedado embarazada.
- Te agradecería si te fueses ahora, mi lord - declaró Murie, sin responder a la pregunta de él. - Tengo mucho que hacer antes de la vuelta de mi marido y no puedo dispensarte más tiempo.
Furioso, pero fingiendo comprensión, Aldous disimuló.
- Oh, por supuesto. disculpa mi falta de tacto. Me Imagino que todavía tienes tareas muy pesadas por realizar. Sólo espero que eso no afecte a su salud o te cause algo más grave.
Murie nada respondió , apenas le dirigió una mirada de rabia. Entonces Malculinus continuó :
- En mi opinión el rey cometió un error al dejarte escoger un marido. Escogiste muy mal, Murie. Es cierto que no quedaron muchos hombres solteros después de la peste, pero podría haber escogido algo mejor. Mira en la condición en que vives ahora. Eras una de las mujeres más bellas de la corte y, ahora estás reducida a eso. Parece una campesina sucia y desgreñada. Mi Dios, qué decadencia...

Temblando de rabia, Anselm se fue aproximando como dispuesto a estrangular a Malculinus allí mismo. Pero Murie le hizo una seña para detenerlo. Tragándose el insulto, ella se mordió el labio y procuró controlarse.
- Ya terminaste con tu breve curso sobre como debo vivir mi vida, mi lord ? - Murie dijo con la voz lo más calma posible.
- Por qué ? Vas a comenzar a gritar y a hacer uno de tus típicos escándalos. Mi bella caprichosa?
Murie se tensó al oír su antiguo mote. Ese sujeto estaba haciendo todo para que ella cayese en la trampa de armar un escándalo, como hacía antes. Hasta sería divertido, ella pensó, pero no iba a darle ese gusto a Malculinus. No tenía tiempo para pataletas.
Indignada, Murie se acercó más a él y, sin saber por qué, sin que tuviese intención de hacerlo, de repente su puño cerró y su brazo partió en dirección al rostro del infeliz, dándole un violento puñetazo en la nariz. El dolor en los nudillos de sus dedos fue fuerte, pero ver a Malculinus chillar como una señorita ,tapando su nariz sangrienta, compensaba todo. Baxley corrió para socorrer a su amo , examinó la nariz de él y concluyó que estaba quebrada. Con un pañuelo intentó detener la sangre y en seguida fue llevando a Malculinus afuera de la puerta , sin decir una palabra.
Murie fue detrás de ellos. Aun contando con la protección de Anselm, quería estar segura que ellos se retiraban en ese instante. Nunca más quería tener que hablar con Malculinus o estar cerca de él. Vio cuando Baxley lo ayudó a subir al caballo y después montó su propio animal, llevando el animal de su amo tirando de las riendas como si llevase a un niño
- Felicitaciones ! - dijo Anselm con una sonrisa . - Si lord Aldous tenía alguna pretensión de casarse con mi lady, le aseguro que ahora ya no la tiene. Nadie querría casarse con una mujer que es capaz de darle una paliza.
Murie también sonrió y fue saliendo.
- Si me necesitas estaré allá afuera, en el jardín .
- Perfecto, mi lady. Yo voy a ver como andan los trabajos y contar a todos lo que mi lady acaba de hacer. Van a encontrarlo muy divertido y con certeza lord Balan también , cuando se entere.
En el resto de la mañana no hubo más interrupciones y Murie consiguió adelantar bastante el trabajo del jardín. El sol ya brillaba alto en el cielo indicando que era hora de hacer una pausa para el almuerzo, cuando ella oyó un grito.
- Mi lady!
Godart venía corriendo agitadamente en su dirección .
- Lord Balan está llegando! Los hombres de la muralla lo vieron atravesar el puente y dicen que trae seis vacas, algunos cerdos y tres carros. En uno de ellos hay gente y en los otras hay rollos de tela y jaulas con aves.
Animada, Murie se levantó. Balan había vuelto . Por supuesto que las mercaderías y los nuevos criados eran importantes, pero, lo más importante de todo, era que su marido estaba de vuelta . Él ya había dicho que la amaba y ahora era su turno de hacer la misma declaración.

Feliz de la vida Murie corrió por la senda hasta el castillo, atravesó el salón y fue para a los escalones de la puerta principal, a esperarlo. Allí ya estaban todos los otros habitantes del castillo , aglomerados en el primer escalón, aguardando ansiosos la llegada del amo con tantas novedades. La pequeña comitiva atravesó el terreno y el gran patio del frente del castillo hasta pararse delante de ellos. En segundos el gentío rodeó a los recién llegados.
Thibault corrió para darle la bienvenida a los nuevos criados, Clement y Habbie fueron a ver los animales, contentos con las vacas lecheras y para evaluar los cerdos y las gallinas. Gatty fue a ver los rollos de tela, seguida por Juliana y Frederick. Los ojos de ella se llenaron de lagrimas pensando en la alegría de sus hijas cuando supiesen que podrían hacerse vestidos nuevos. Y, por suerte, ninguno de los rollos de tela era de color marrón.
Menos interesados en las telas, los soldados exclamaban con satisfacción vendo los barriles de cerveza que también venían en los carros. Mientras el gentío estallaba de alegría, Murie y Anselm, desde lo alto de los escalones, miraban con atención la caravana. De hecho había dos hombres a caballo delante de las carretas, pero no eran Balan ni Osgoode.
- Dónde está mi marido? - ella preguntó confundida, dirigiendose a uno de ellos. - Y quiénes son estos hombres? - ella señaló a los soldados armados detrás de ellos.
- Marido? Estás hablando de Osgoode?
- No, estoy hablando de Balan! Yo soy lady Gaynor. Quiénes son ustedes?
- Fuimos contratados por su marido para hacer la seguridad de las carretas desde Carlisle hasta aquí. Pero cómo consiguió volver al castillo tan rápido?
- Yo ? Volver? Yo nunca salí de aquí ? Estaba allá atrás, cuidando del jardín.
Los dos hombres intercambiaron miradas , poniendo a Murie todavía más nerviosa. Algo había sucedido .
- Bueno, diganme , dónde está mi marido? - ella repitió con la contundencia de la Caprichosa.
- Allá en bajo, en la aldea fuera de las murallas. Osgoode dijo que había visto a la esposa de lord Gaynor entrar en uno de los pesebres. Cómo había humo saliendo de la chimenea, él resolvió verificar. Entonces nos mandó que viniésemos acá con las provisiones y ellos dos fueron a buscarla a la villa.
Murie miró a Anselm alarmada. Las facciones de él comunicaban la misma aprensión.
- Voy a reunir algunos hombres y verificar qué está sucediendo - él dijo al salir con pasos rápidos rumbo a los establos.
Pensamientos siniestros pasaban por la mente de Murie. Estaba segura que aquello se trataba de un atentado más a la vida de Balan. Era urgente tomar alguna medida. No podía esperar a que Anselm reuniese a los hombres y a que ensillasen los caballos. Iba a demorar mucho tiempo. Miró nuevamente los hombres armados que ahora descendían de sus animales. Con un movimiento rápido, ella arrancó las riendas de la mano de uno de ellos y montó sin vacilar.
- Ey ! Ese caballo es mío ! - el hombre gritó, intentando detenerla.
Mas Murie no se dejó detener. Disparó al galope por el terreno, cruzando a toda velocidad el paso entre las murallas. Nada le importaba más que encontrar a su marido que estaba en peligro.

LA CAPRICHOSA - CAPITULO 24

CAPITULO 24


Muy lentamente, Balan abrió los ojos. Por suerte no sentía más ese terrible dolor de cabeza. El remedio que Murie le había dado había surtido efecto. Era un preparado viscoso, amargo y de gusto desagradable, pero, por lo visto , eficaz. El único problema era que provocaba sueño y él se había dormido otra vez.
Sin saber que hora era , notó que el cuarto estaba a oscuras, solamente iluminado por las llamas de la chimenea que se reflejaban en las paredes.
Por un momento creyó que su esposa lo había dejado solo otra vez, pero en seguida, se dio cuenta que ella estaba allí, arrodillada frente al fuego, concentrada, cosiendo algo que debía ser el famoso vestido de Juliana. Ya iba a llamarla cuando sintió un olor extraño que invadía el aposento. Parecía olor de cebolla, pero no era posible que un cuarto de dormir oliese así. Cómo podría haber cebolla en un cuarto?
- Qué es ese olor? - Balan preguntó.
- Ah, te despertaste - respondió Murie, levantando la vista de la costura. Ella dejó el vestido a un lado, fue hasta la cama y colocó su mano en la frente de Balan, estudiando su semblante. - Tu rostro está más colorado. Parece que el reposo te hizo bien. Cómo estás sintiendo la cabeza?
- Mucho mejor - él confirmó. - Pero qué olor é ese? Parece cebolla.
- Es cebolla - respondió Murie, tomando el jarro que había dejado al lado de la cama y que contenía su milagrosa poción. - Vamos, bebe un poco - ella persuadió al aproximarla a los labios de Balan.
- No quiero. Me causa mucho sueño. Pero por qué nuestro cuarto está oliendo a cebolla?
- Porque hay cebollas en el cuarto - ella dijo sin mayores explicaciones y extendió nuevamente el jarro hacia Balan. - Este preparado es diferente del otro. No provoca sueño. Es un reconstituyente que va a ayudarte a recuperar las fuerzas. Vamos, bebe.

Primero Balan miró desconfiado el líquido, y después tomó el jarro y bebió todo de un solo trago.
- Argh! Es todavía peor que el otro. Qué tiene?
- Orégano, salvia, hojas de espada de san Jorge y una porción de otras hierbas.
- Bien... ahora explicame. por qué hay cebollas en el cuarto ? - repitió Balan al devolverle el jarro vacío.
- Ellas evitan las infecciones y fiebres.
- Ah...
- Tienes hambre?
- Puede ser. Sobró un poco de carne de jabalí?
- Claro - Murie respondió , yendo hasta uno de sus baúles que estaba siendo usado como mesa y sobre el cual había una bandeja. - Te guardaron los mejores pedazos para vos. Clement lo trajo antes que los otros comenzasen a comer. Está aquí, esperando a que vos te despiertes.
Sentado en el colchón y con a bandeja apoyada en su regazo , Balan comenzó a comer ávidamente, masticando con gusto cada pedazo de carne. Murie lo miraba complacida por ver que él se recuperaba tan bien del trágico incidente.
- Balan, puedes recordar cómo sucedió todo ? - ella le preguntó.
- Si. Osgoode y yo fuimos hasta el río, lavamos nuestras ropas, las colocamos sobre las piedras para secarlas y después entramos al agua para tomar un baño. Osgoode acabó antes que yo, se vistió y se marchó para volver al castillo. Yo también ya me estaba vistiendo cuando sentí un fuerte golpe en la cabeza. Debo haberme desmayado y caído al agua . Es todo lo que recuerdo.
Murie se quedó pensativa y en silencio por algunos segundos.
- No oíste pasos ni viste quien fue que hizo eso?
- No oí nada. Las corrientes del río hacen bastante ruido cuando el agua choca con las piedras.
- Yo me encontré con Osgoode en el camino . Él tenía las ropas mojadas - dijo Murie mirando fijamente a su marido.
- Claro. No hubo tiempo para que se sequen. Las mías también estaban mojadas cuando comencé a vestirme - él respondió ajeno a las implicancias, y más interesado en la comida.
Clement se había esmerado. La carne estaba suculenta y muy bien sazonada..
- Quieres decir que él no estaba mojado por haberte empujado dentro del agua?
Balan levantó la vista y , perplejo, paró de masticar.
- Qué ?!
- Sólo estuve pensando... No crees posible que él haya... - Murie balbuceaba, sin saber cómo hablar claramente sobre sus sospechas.
Balan la interrumpió , soltando una fuerte carcajada.
- Calma, mujer! No fue Osgoode quien me dio ese golpe y me arrojó al río para que ahogue.
Ella intentó sonreír sin mucho éxito.
- Estás seguro ? Me han dicho que él sería el heredero de todo en caso que vos muriese.
Balan frunció la frente al darse cuenta de esa realidad, pero en seguida reaccionó .
- No, nada de eso. Osgoode siempre me ha protegido, desde que éramos niñs. Salvó mi vida diversas veces, cuando luchábamos en Francia, y yo también salvé la de él. Confío plenamente en mi primo. No fue él quien me atacó . - diciendo eso, Balan volvió a la comida hasta limpiar por completo a bandeja.
- Quieres que vaya a buscar más? - Murie se ofreció.
- No, gracias - él respondió , tragando un pedazo de pan que acompañaba la carne y que estaba tan sabroso como ella. - Puedes volver a la costura. No quiero distraerte.
- Prefiero quedarme aquí a tu lado, haciéndote compañía.
- Entonces qué tal si jugásemos esa partida de ajedrez a la que me desafiaste ?
- Perfecto! Voy a buscar el tablero abajo. Quieres que te traiga algo para beber?
- Si , un barril entero de cerveza - riendo, Balan respondió . - Es una broma, pero puedes traer un poco de vino para nosotros dos.
-AH! Quieres emborracharme para que pierda la partida, no es así, mi lord ?

Cuando Murie salió del cuarto , Balan se recostó en las almohadas para esperar que su esposa volviese. En ese instante el olor de cebolla se acentuó, atacando sus fosas nasales . Intrigado se apoyó sobre uno de los brazos y miró debajo del colchón. Una hilera de cebollas peladas y cortadas al medio se alineaba a su alrededor , por lo menos una o dos docenas de ellas. Había más colgadas en los rincones del cuarto y a lo largo de las paredes, estas intercaladas con hojas y ramas de diversas plantas. Todo aquello debía ser para protegerlo y traerle salud y buena suerte, de acuerdo con las tontas supersticiones de su Murie, Balan concluyó .
Nunca había visto nada igual. Durante su estadía en Reynard, se había enterado por boca Emilie que Murie siempre había sido muy supersticiosa desde niña. Emilie creía que esa era el modo en que Murie lidiaba con la falta de certeza de la vida, un modo de encontrar un apoyo para superar la fatalidad de la pérdida de sus padres y de su súbita mudanza a la corte donde había sido infeliz y había maltratada por las otras jovencitas. Apoyarse en esas creencias parecía ayudarla a enfrentar los imprevistos que el destino ponía en su camino.
Siendo así, era mejor dejarla con sus supersticiones y agradecerle por querer atraer la buena suerte. Balan sonrió más calmado y volvió a recostarse en las almohadas.
En ese instante la puerta se abrió y Murie entró apresuradamente, con el tablero de ajedrez en sus manos. Detrás de ella venía Cecily, trayendo el vino.
- Gracias, Cecily - ella agradeció. - Deja el vino ahí encima del baúl y puedes aposentarte. No voy a precisarte mas esta noche.
- Gracias, mi lady. Buenas noches .


La criada se retiró después de servir dos copas de vino mientras Murie arreglaba las piezas de ajedrez sobre el tablero.
Ya habían comenzado la partida cuando Balan indagó :
- Quién te enseñó a jugar al ajedrez ? El rey?
- No, fue mi padre. Pero cuando llegué a la corte, el rey quiso enseñarme de nuevo y, para no decepcionarlo diciéndole que ya sabía, fingí no saber. Por qué te estás riendo y me miras de ese modo , Balan?
- Solamente estaba pensando en cuan generosa eres y que tienes buen corazón - él dijo, ampliando su sonrisa. - Y también que voy a darte una gran paliza en esta partida. Nunca vas a lograr ganarme.
Dos horas después, Balan tuvo que tragarse sus palabras cuando, sin pestañear, su esposa comió su rey y ganó el tercer partido, después de haberlo vencido también en los dos primeros que disputaron. Balan sacudió perplejamente su cabeza y se acomodó en las almohadas de la cama otra vez.
- Estoy impresionado con su habilidad, esposa. Ahora entiendo por qué el rey desistió de jugar con vos.
- Eso quiere decir que tampoco vas a jugar más conmigo? Puedo tratar de perder, de vez en cuando, si eso te agrada. Pero estoy segura que perdiste por el dolor de cabeza, Balan. Todavía te duele , no?
- Para nada. Perdí porque vos jugaste mejor y por supuesto que voy a querer jugar otras veces.
El semblante de él mostraba un poco de cansancio y Murie se preocupó.
- Ahora es mejor que trates de dormir, mi lord .
- Pero ya dormí toda la tarde.
- La herida fue profundo y precisas descansar bastante para recuperarte. Creo que voy a darte un poco más de ese remedio.
- No, por favor! - él se atajó.
El recuerdo de ese horrible gusto amargo era suficiente para espantar cualquier dolor que estuviese sintiendo y Balan aceptó reposar como Murie sugería. Se estiró sobre el colchón y acomodó mejor la cabeza sobre la almohada.
- No vienes a acostarte conmigo? - le preguntó a su esposa.
- Yo había pensado en coser más un poco, antes de acostarme.
- Oh, no... acuéstate aquí.
El todavía estaba demasiado débil para hacer el amor, pero quería tener el consuelo de Murie a su lado. Murie vaciló por un instante, pero, en seguida, se sacó el vestido, quedando sólo con las enaguas. Cuando se acostó , Balan giró de costado, pasó su brazo firme por la cintura de Murie, empujándola contra sí y fue cerrando los ojos.
- Duerme bien, marido.
En segundos él se durmió y cuando despertó, algunas horas después, se dio cuenta de que Murie ya no estaba en la cama, a pesar que todavía era noche. Miró a su alrededor y la vio acostada en el piso sobre una manta, en frente de la chimenea. Dormía abrazada a la tela clara del vestido de Juliana.
Con esfuerzo, Balan apartó las sábanas y procuró levantarse. Se había olvidado de las cebollas y, cuando se puso de pie en el piso pisó una de ellas, perdió el equilibrio y cayó de espaldas nuevamente sobre el colchón de paja, con un gemido de dolor.
Soltó un insulto e intentó levantar nuevamente, esta vez en cuatro patas y evitando tocar las cebollas. Maldiciendo por las creencias de su esposa y de las mujeres en general, se arrastró hasta Murie y la tomó en sus brazos para llevarla de vuelta a la cama.
Adormecida, ella balbuceó algo sin siquiera abrir los ojos ni protestar cuando él la colocó sobre el colchón, acostándose otra vez abrazado a ella. Así durmieron por más algunas horas hasta que amaneció.
La luz de la mañana entró por las ventanas, entre las hendijas de las mantas que las cubrían.
Balan frotó los ojos para acabar de despertar. Entonces vio nuevamente el lugar de Murie vacío. Esta vez no estaba frente a la chimenea y ni siquiera en el cuarto . Ella había salido.
Irritado, Balan se levantó y nuevamente se olvidó de las cebollas y tropezó en una de ellas. Su cuerpo perdió el equilibrio y él intentó sujetarse, pero acabó desmoronándose con un estruendo sobre el piso de madera justo en el momento en que la puerta del cuarto se abría.
- Qué lo parió con estas cebollas!!!
- Qué estás haciendo, marido? - gritó Murie, corriendo para ayudarlo. - No deberías haberte levantado. Todavía está muy débil.
- No fue la debilidad lo que me caer, Murie. Fueron tus malditas cebollas.
- Oh, pero aún así no debías levantarte. Debes quedarte en la cama.
- Esto que hay aquí no es una cama - él dijo, irritado. - Es un maldito colchón viejo de paja tirado en el piso. Voy a hacer quemis hombres hagan una cama decente y voy a conseguir un colchón nuevo. Y también sería buen arreglar unas sillas para colocar frente a la chimenea.
- Está bien, está bien - Murie respondió , sujetando el brazo de Balan e intentando llevarlo de vuelta hasta el colchón. - Ahora ven a acostarte.
- Ya no es necesario. Ya estoy bastante recuperado y bien dispuesto - retrucó Balan altivamente, ignorando la puntada de dolor que todavía sentía . - Además, este es el momento de usar parte de la dote que recibí con nuestro matrimonio para comprar unas cabezas de ganado y para contratar algunos criados más. Voy a ir con Osgoode hasta Carlisle donde creo que encontraré lo que precisamos.
- Carlisle? Vas a cabalgar hasta allá? - Murie preguntó mientras Balan comenzaba a tomar sus ropas que estaban dobladas sobre uno de los baúles.
- Si.
- Pero el viaje a caballo hasta Carlisle lleva casi un día entero!
- Lo sé . No te preocupes. Osgoode y yo somos rápidos cabalgando y llegaremos rápidamente. La vuelta es un poco más demorada. Creo que llegaremos aquí mañana, probablemente al final de la tarde - él respondió , acabando de vestirse.
- Por Dios, Balan. Piénsalo bien. Todavía no estás en condiciones de viajar.
- Ya te dije que estoy muy bien , Murie, y necesito resolver esas cosas con urgencia.
Era imposible convencerlo de lo contrario y a pesar de estar disgustada, Murie acabó concordando.
- Por lo menos prométeme que vas a tener mucho cuidado - le pidió finalmente.
- Por supuesto , quédate tranquila.
La ropa de Balan estaban todavía estaban manchadas y un poco rasgadas en algunos lugares después de haber sido usadas como litera en su salvamento. Por eso él decidió que también necesitaría comprar algunas roas nuevas en el viaje y tal vez volver a usar la casaca de su padre ya que a su estaba en bastante gastada.
Viendo que su marido casi estaba listo, Murie abrió la puerta y fue saliendo.
- A dónde vas?
- Ya que insistes en viajar, voy a juntar algunas cosas para tu viaje. No te vayas antes que yo vuelva, está bien ?
- Volver de donde? - preguntó Balan. No hubo respuesta y Murie ya se alejaba .

sábado, 30 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 23

CAPITULO 23




- Me estás diciendo que ella hizo qué ?!! - chilló Balan. sentía un dolor como se millares de agujas estuviesen perforando su cabeza. Había despertado sobre la cama derrumbada en el piso , mas, al contrario de lo que esperaba, no encontró a su devota esposa cuidando de él . Quien estaba allí era Osgoode de un lado y Cecily del otro. La criada acababa de contarle que Murie había salvado su vida, trayéndolo de vuelta del río donde lo había encontrado medio ahogado. Pero fue Osgoode quien le contó como ella había hecho eso.
- Hizo qué ? - repitió Balan , colocando la mano en su cabeza para aplacar un poco el dolor.
- Lo mismo que oíste , primo - Osgoode explicó. - Ella se sacó toda la ropa y la tuya también . Después usó las ropas y dos ramas fuertes para hacer una especie de camilla te arrastró hasta aquí .
- Oh, mi Dios...
- Fue la cosa más increíble que he visto en mi vida.
- Vos la viste?
- Todos la vieron. Al principio no te reconocieron porque vos estaba desnudo, medio cubierto con hojas pegadas al cuerpo. Me mandaron a llamar a mí y a Anselm. Murie tenía los cabellos mojados cayendo sobre su cara. Viéndola de lejos pensamos que se trataba de alguna loca vagabunda arrastrando sus pertenencias. Todos subimos a la muralla para ver la escena. Fue entonces cuando ella llegó al portón de entrada y empezó a pegarle patadas y ha lanzarnos insultos , entonces la Cecily reconoció porque era una escena típica de la Caprichosa.
- Fue así - confirmó la criada un poco avergonzada. - Entonces entré corriendo al castillo, tomé una de las mantas, fui a cubrirla y librarla de su carga.
Osgoode sacudió la cabeza y comentó con cierta envidia.
- Murie debe amarte mucho para haber hecho todo eso, primo.
Balan miró a su primo largamente. Amor? Era por amor que ella lo había cargado de vuelta al castillo? Murie verdaderamente lo amaba ? No... si ella lo amase estaría allí, velando por él, cuidando de sus heridas.
- Y dónde está mi mujer, ahora? - Balan preguntó, contrariado.
- Ella bajó para ver si encontraba algo que diminuyese tus dores cuando despertases.
- Ah ... claro... - Balan se mostró desconfiado.
- Murie estaba muy preocupada por vos y sólo se fue de tu lado después que Cecily y yo le prometimos quedarnos aquí.
- Ah... - Balan se dio vuelta lentamente sobre el colchón. Era aceptable que Murie hubiese ido buscar algún lenitivo y que le hubiese pedido a Cecily y a Osgoode que lo cuidasen . Pero, aun así, prefería que ella estuviese allí en ese momento. Después de todo , él había cuidado de ella día y noche en Reynard, sin dejarla sola ni por un minuto.
-Puedes recordar qué fue lo que sucedió ? - indagó Osgoode. - Cómo fue que te caíste al río y te golpeaste la cabeza?
- Yo no me caí ni me golpeé la cabeza. No fue un accidente. Alguien vino por detrás mío y me dio un golpe fuerte en la cabeza... Entonces debo haber caído o me empujaron dentro del agua.
Osgoode se acomodó mejor en la punta del colchón donde estaba sentado, con un aire pensativo. Como en el cuarto no había sillas, los tres estaban sobre el colchón de paja extendido en el piso : Balan acostado en el medio, Cecily y Osgoode sentados a los costados.
- No crees que Murie podría haber...
- Basta con tu paranoia, Osgoode! - gritó Balan, interrumpiendo el razonamiento de su primo. - Acabas de decirme que mi mujer tuvo el coraje de sacarse la ropa y de arrastrarme hasta aquí para salvar mi vida. Ahora vas a sugerir que antes de eso ella intentó matarme? Quién puede ser tan idiota como para intentar matarme primero y después salvarme? Si es eso lo que vas a sugerir, juro que me levanto ahora mismo con este dolor de cabeza y te doy cien patadas en el culo!
- No... nada de eso. .. - Osgoode murmuró. Los ojos muy abiertos ante la expresión exaltada de su primo. - Fue solamente una idea tonta... ya me conoces ...
- Bien. Pero, dónde está mi mujer después de todo?

- Muy bien , ahora que conseguí compañía para cuidar a mi marido, díganme. Qué hay de tan importante para hacerme venir hasta aquí y sacarme de lado de él justo cuando Balan más necesita de mí? - Murie preguntó, mirando al grupo de personas aglomeradas al costado de la muralla.
Todos estaban allí : Gatty, su hijo y las dos hijas, Juliana, Clement, Thibault y hasta el último soldado que había en la propiedad. Seguramente habían escogido ese lugar para no dejar las murallas desprotegidas durante a reunión. Todos evitaban mirarla directamente y nadie respondía a su pregunta.


Murie se dio cuenta cuál era el problema. Ellos la habían visto casi desnuda el día anterior y ahora estaban avergonzados en su presencia. Un contrasentido, pues quien había quedado expuesta era ella. Y era la única que no estaba preocupada ni avergonzada.
- Anselm? - Murie llamó al hombre que Balan dejaba a cargo de la propiedad cuando se ausentaba y que parecía ser el líder del grupo. - Cual es el asunto? - ella insistió.
El soldado dio un paso al frente y la miró titubeantemente, como si ella todavía estuviese desnuda y no vistiendo el vestido blanco que usaba.
- Es que nos quedamos pensando, mi lady... - él comenzó, preocupado. - Las únicas personas que estaban en su viaje de la corte hasta Reynard eran usted, el lord , lady Reynard, los criados y soldados de ellos, su criada Cecily y Osgoode.
- Exactamente.
- Entonces , concluimos que sólo puede ser uno de ellos el autor de las amenazas a la vida de nuestro lord - comunicó Godart. Murie frunció la frente analizando las palabras del soldado.
Cecily era una buena muchacha, una criada fiel que la acompañaba desde infancia y que la había consolado siempre que las otras muchachas de la corte la agredían. En cuanto a Osgoode, todavía no lo conocía muy bien , pero le gustaba el primo de su marido y no podía concebir que él fuese culpable de algo .
- Es importante que pensemos en la motivación - ella dijo, después de algunos segundos. - Quién podría tener motivos para desear la muerte de Balan? Con certeza ni Cecily ni Osgoode tienen ningún motivo para eso.
- No sé cuanto a su criada, mi lady, pero Osgoode puede tenerlo - Anselm declaró solemnemente.
- Y cuál sería esa motivo? - ella quiso saber.
- Si Balan muere él será el heredero de todo.
-Pero la herencia no iría a Juliana, en ese caso? Ella es la hermana de Balan.
- La propiedad Gaynor siempre pasó de una generación a otra por la línea masculina, mi lady. Es siempre un hijo varón o un sobrino quien hereda. Juliana sólo recibiría los bienes obtenidos a través de su madre, pero todas las tierras de Gaynor quedarían para Osgoode, incluyendo este castillo.
La mirada de Murie fue hacia la niña. Juliana no parecía ni un poco sorprendida ni enojada con ese hecho.
- Debemos pensar bien. Puede haber otras posibilidades - Murie dijo confundida.
- Como cuales? - Anselm preguntó.
- bien. .. Tal vez otros viajantes hayan pasado cerca y hayan invadido nuestro campamento sin que los viésemos, por ejemplo. uno de ellos podría haber colocado el cactus de bajo de la silla de montar y envenenado el asado.
- Otros viajantes? Como lord Malculinus y su hermana Lauda? Mi lady dijo que ellos partieron de la corte casi que al mismo tiempo en que su comitiva, verdad? Cree que ellos pueden ser los culpable?
- No había pensado en eso y no estoy afirmando nada, Anselm. Pero ahora que mencionas el hecho, veo que hay algunas coincidencias. Los ataques cesaron cuando estuvimos hospedados en Reynard. Ahora recomenzaron y me he enterado que Aldous es nuestro vecino.
- Es así - confirmó Erol. - Sin embargo me parece difícil que eso esté relacionado con los incidentes. Lo más probable es que alguien de su propio grupo sea el culpable, mi lady. Un extraño había sido notado con mucha facilidad.
El aire de preocupación se acentuaba en el semblante de Murie. Prefería desconfiar de los hermanos Aldous que de cualquiera de sus compañeros de viaje.
- Y si Aldous hubiese sobornado algunos de los hombres de Reynard para hacer los ataques?
- Ah, eso sería posible - ponderó Godart. - Como viajaba junto con la caravana, nadie desconfiaría de él. Y este último ataque sucedió en el río, estaba fuera del campo de visión de Gaynor, por lo tanto cualquier extraño podría haber estado allá.
- Es verdad - concordó Anselm. - Es muy posible que Aldous haya sobornado a alguien para realizar estos atentados.
- Por qué ? - Gatty interrumpió . - Hace años que Balan y Aldous no se llevan bien, pero Malculinus nunca intentó matarlo. Por qué haría eso ahora?
Murie se adelantó para dar una posible explicación a la criada.
- Sucede que Aldous y Lauda intentaron engañarme para que yo me casase con Malculinus. Balan los descubrió, abortó el plan de ellos dos y yo acabé casándome con él. Tal vez Malculinus quiera vengarse.
- O quiere dejarla viuda para que se case con él - arriesgó Anselm.
- Dios me libre y guarde! Yo no me casaría con Malculinus ni que fuese el último hombre vivo de toda Inglaterra.
Todos se quedaron en silencio, intrigados, repasando mentalmente las diversas posibilidades que habían mencionado y imaginando para impedir nuevos incidentes. Fue entonces que Murie retomó la palabra:
- Bien, por el momento tenemos diversos sospechosos, pero ninguna certeza de quien es el culpable. Con nuestra falta de personal para vigilar todos los sospechosos, propongo destacar dos hombres para vigilar a Balan .
- Dos? - dijo Anselm con asombro. - Pero mi lady, faltan brazos para la cosecha. No puede ser apenas uno?
- Está bien, pero él debe permanecer al lado de Balan todo el tiempo y muy alerta para evitar cualquier incidente hasta que se resuelva a cuestión . No podrá dejarlo ni a sol ni a sombra.
- Ah, a lord Balan no leva a gustar nada eso - protestó Erol.
Era verdad. Murie pronto imaginó como se irritaría Balan teniendo a alguien siguiendolo a todas partes. Con certeza iba a despachar al hombre y el pobre tendría que obedecer.
- Entonces vamos hacer lo siguiente. El vigilante se quedará siempre a una cierta distancia, evitando que Balan lo vea, pero muy atento a cualquier amenaza.
- De ese modo puede funcionar - concordó Anselm.
Todo el grupo parecía también estar de acuerdo y Anselm se encargó de dar las órdenes. Designó a Erol y a Godart diciendo:
- Ustedes dos van hacer la guardia de Balan en turnos. Uno durante el día y el otro durante la noche. Decidan los turnos entre ustedes. Ahora un aviso a los demás: todos deben andar con los ojos muy abiertos cuando lord Balan esté cerca para ver si todo está en orden y si no hay nada sospecho o extraño sucediendo. Entienden? Ahora si todos están de acuerdo, pueden volver al trabajo.
Sintiéndose un poco más aliviada con esas medidas de seguridad para Balan, Murie siguió al grupo que se apartaba de las murallas y fue entrando al castillo. Ya había atravesado el salón principal cuando notó que Juliana la seguía con una expresión de ansiedad en el rostro. Se había olvidado de la niña, ante tantos acontecimientos inesperados. Buscando redimirse, extendió la mano hacia la niña , quien la sujetó , entrelazando sus deditos entre los de Murie.
- Vos le salvaste la vida a mi hermano - Juliana balbuceó con voz temblorosa. -Pero tengo miedo de que logren matarlo la próxima vez. Qué va a ser de mí ? él es la única cosa que tengo...
- Nada de eso, muchachita - Murie respondió , procurando sonreír. - Ahora también me tienes a mí y si alguna desgracia sucede yo cuidaré de vos.
- Y... si fuese necesario yo también cuidaría de vos - dijo tímidamente a niña.
- Qué bueno saber eso, mi querida! Para eso sirven las hermanas, verdad ?
De repente Murie se dio cuenta de que estaba queriendo a esa niña casi tan intensamente como quería a su hermano. Se quedó tan sorprendida con eso que no prestó mucha atención cuando Juliana se apartó, diciendo que iba con Frederick hasta el establo para ver a la cabrita que acababa de tener una cría.
Murie se quedó sola, parada al pie de la escalera, su mente girando, conjeturando sobre lo que acababa de descubrir. Era cierto que quería mucho a su marido , que sentía respeto por él y que definitivamente se llevaban muy bien en la cama, pero eso sería amor? Cómo podía ser amor si tenían tan poco tiempo de convivencia?
El matrimonio de los padres de Murie había sido sólido y armonioso. Era un pareja que se amaba y que sabía demostrar ese afecto. Pero Murie siempre había creído que un matrimonio así era la excepción y no la regla, en especial después de ver como las cosas sucedían en la corte .
Los nobles, por más bien casados que estuviesen , vivían escondiéndose en los rincones oscuros del castillo , seduciendo a las criadas mientras sus esposas se entregaban a sus amantes, de manera discreta, pero no menos adúltera. Había visto hombres borrachos golpeando a sus mujeres delante de todos, y a hombres sobrios ofendiéndolas en público. Pero Balan nunca había hecho nada parecido y Murie estaba segura que él jamás lo haría.
Era un hombre demasiado honrado y digno para hacer una cosa así . Pero... amor...? Seria que era amor lo que sentía por él ?
Si, Murie tuvo que admitir para sí misma. Lo amaba. Y no aceptaría perderlo, de ninguna forma . Haría todo lo que estuviese a su alcance para que quien quiera que fuese que estuviese intentando matarlo, jamás triunfase en su intento.

viernes, 29 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 22

CAPITULO 22



A la mañana siguiente, cuando Murie abrió los ojos, se encontró con el cuarto vacío. Su marido ya se había levantado y había salido para ocuparse de sus tareas.
Empujó a un lado las mantas y trató de ponerse de pie, saliendo de la cama derrumbada en el piso . Deseaba hablar con Balan sobre la compra de algunas cabezas de ganado y de la contratación de más criados, pero no había logrado hacerlo la noche anterior . Él la había mantenido demasiado ocupada con otras actividades. Y ahora simplemente se había marchado mientras ella dormía. El día no estaba comenzando bien.
Protestando entre dientes , Murie fue hasta el baúl con sus ropas y comenzó a sacar sus vestidos y enaguas hasta decidir que vestiría. Poseía una amplia colección de vestidos gracias a su estadía en la corte donde la moda era seguida casi como una religión, principalmente después de que la peste había pasado. Era como si las personas quisiesen compensar con ropas variadas y coloridas toda la tragedia que habían vivido.

Decidió ponerse un vestido rojo oscuro. Era una buena vestimenta para la fajina que pretendía hacer en ese día. Estaba terminando de vestirse cuando Cecily abrió la puerta.
- Oh, mi lady, ya está despierta? No se va a lavar como hace todas las mañanas, antes de vestirse?
Murie abrió la boca para decirle a la criada que, como iba a quedar toda sucia en la fajina de limpieza, y que planeaba tomar un baño por la noche. Pero, cuando vio que Cecily cargaba la acostumbrada fuente con agua limpia y un juego de toallas, se desistió. Rápidamente se quitó la ropa que acababa de vestir y fue a lavarse.
- Dónde está mi marido?
- Hace horas que él salió a caballo junto con Osgoode. No sé a donde fueron. Sólo me pidió que la dejase dormir hasta más tarde porque mi lady todavía está recuperándose después del envenenamiento.
- Hum - protestó Murie, frotando con fuerza la toalla de húmeda por todo el cuerpo.
Ya esperaba lo que iba a encontrar en el desayuno: pescado. Pescado en el desayuno, en el almuerzo y en la cena. La perspectiva no era nada apetitosa, pero no debía reclamar. Después de todo, hacia meses que esa gente sólo se alimentaba con pescado y ella lo había comido una única vez desde que había llegado. Ni siquiera había tocado la bandeja que Balan le había traído la noche anterior.
- Imagino que todos ya se han levantado y están trabajando, verdad ?
- Si , mi lady. Solamente Juliana anda por allí, dando vueltas esperando que mi lady se despierte y le suba el dobladillo del vestido Creo que ya conseguiste conquistarla- Cecily dijo con diversión en su voz.
- Es una niña encantadora - Murie concordó sonriendo.
- Ah, si ... me di cuenta de eso cuando ella te pateó.
Murie apenas se rió con el comentario de la criada mientras acababa de hacer sus abluciones. En seguida volvió a vestirse.
- El cochero de lord Reynard todavía no se fue, verdad ? - preguntó Murie .
- SE fue . Poco después de lord Balan salió.
- Oh, mi Dios, y dejó aquí todas las mantas y almohadones de Emilie!
- él dijo que no había prisa en devolverlas. Ellos tienen muchas mantas en Reynard y que estas podían quedarse aquí por algún tiempo. - Cecily comentó mientras levantaba del piso el vestido que Murie había usado la noche anterior.
Balan había arrojada toda la ropa descartada en un rincón. Murie se puso roja de vergüenza, pero fingió no estar viendo y nada comentó con la criada. Esta, a su vez, discretamente fue doblando la ropa en silencio.
- Y entonces, mi lady? - Cecily preguntó algún tiempo después. Cuáles son las tareas pesadas que nos esperan hoy? Tendremos que lavar con agua y jabón el salón del castillo ? O entonces hachar toneladas de leña para la chimenea? - Murie se rió con satisfacción.
- Vamos, Cecily, te mal acostumbraste allá en la corte . Te olvidaste cómo eran las cosas antes, cuando todavía vivíamos en Somerdale? Allá as cosas no eran un lecho de rosas ni un trabajo leve, recuerdas?
- Claro que recuerdo, mi lady - la criada respondió , guardando el vestido.
- Hablando de eso , cómo estará Somerdale ahora? Me gustaría de saber cómo quedó después del ataque de la Peste Negra?
De repente Murie se sintió preocupada por la propiedad de la familia donde había pasado la primera parte de su infancia. Distraída por todos los acontecimientos de la corte y con lo que pasaba en Londres, ella había pensado poco sobre ese asunto en los años en que había vivido en el castillo del rey . Ahora, después de tanto tiempo, las imágenes de ese lugar y de su gente no eran mas que sombras difusas en su memoria.
- Quedó igual que todos los otros lugares a donde la enfermedad llegó - Cecily le informó. - más de un tercio de los habitantes de la villa y de los criados murieron, incluyendo a William.
- William? El mayordomo?
- él mismo.
Murie apenas recordaba el hombre. Solamente tenía una imagen borrosa de una escena en la que Cecily conversaba y se reía con él. Tenía un vago recuerdo de que las otras criadas lo hallaban guapo y que también se reían cuando él estaba cerca .
- Me gustaría saber si el rey nombró a alguien para substituir a William. O será que eso le cabe a Balan ?
- Eso no lo sé, mi lady. Las noticias que tuve de Somerdale fueron por intermedio de la criada de un castillo vecino que vino cierta vez con su ama a visitar la corte. Fue ella quien me contó lo poco que sé.
- Necesitaré hablar con Balan sobre eso - dijo Murie, pensativamente.
- Y entonces, mi lady. Qué servicio quieres que le haga hoy? Murie ya iba saliendo del cuarto cuando se detuvo en la puerta. Había tantas cosas por hacer que era difícil decidir por donde comenzar. Era necesario recorrer el castillo nuevamente, esta vez más meticulosamente , para anotar cuales eran las tareas más urgentes. Pero no ganaba nada llevando a Cecily con ella. Sería hacerla perder tiempo y robarle horas de servicio. Mejor sería ir sola.
Sintió algo duro en el piso, debajo de la suela de su calzado. Era un pequeño pedazo de la viejo alfombra que, de tan podrido, permanecía pegado al piso.
- Ya sé , Cecily. Para comenzar, por qué no vas a recogiendo todos los tapetes viejos que haya en los cuartos mientras yo decido sobre las otras tareas? Si necesitas, pide ayuda a alguna de las hijas de Gatty, está bien ?
-Por supuesto, mi lady.
Diciendo eso , las dos salieron y, tan pronto Cecily fue hacer lo que le había sido ordenado, Murie comenzó a recorrer todo el piso superior , antes de bajar para el desayuno. Realmente la idea de comer pescado por la mañana no le agradaba en lo mas mínimo . Iba observando con cuidado cada aposento del piso superior y lo que veía sólo confirmaba la primera impresión de la tarde anterior. Todos los cuartos necesitaban ser reparados. Pero la prioridad era el cuarto de Juliana. Quería transformarlo lo más pronto posible para que la niña se sintiese mejor allí.
Anotando todo en su mente, Murie bajó las escaleras que llevaban al piso inferior y , como si hubiese adivinado sus pensamientos, fue justamente Juliana quien vino recibirla. Corrió a su encuentro, acompañada por Frederick y la niña estaba llena de preguntas.
- Vas cortarme el cabello hoy, Murie? Y el dobladillo de mi vestido? - preguntaba muy agitada.
- Claro que si, mi querida. Si quieres te corto el cabello ahora mismo. En cuanto al dobladillo , prefiero hacerlo tranquilamente a la noche, Después de la cena, sentada con calma delante de la chimenea.
- Oh... pero qué pena. De ese modo no voy a poder usar el vestido en la cena.
Murie miró detenidamente a la niña. Algunas cosas eran demasiado importantes para ser postergadas y los sentimientos de una niña rechazada estaban entre ellas. Darle atención a Juliana era más importante que cualquier limpieza. El afecto estaba hecho de presencias no de ausencias.
- Tienes razón . Entonces voy a hacer el dobladillo más temprano, está bien ? Ahora ve afuera y me espere que voy a buscar lo que necesito para emparejar tu cabello.
- Gracias, Murie! Eres la mejor hermana que cualquiera pueda tener!
Los dos niños salieron corriendo bajo la mirada conmovida de Murie.
- Ese su chantaje emocional puede funcionar con la niña. Nadie se tomó el trabajo de usar esa estrategia antes - dijo una voz .
- Clement... - Murie se dio vuelta para encarar al cocinero. -Necesitas algo de mí o viniste aquí sólo para descargar tu mal humor?
El hombre parpadeó sorprendido, frunciendo todavía su ceño. Por lo visto nadie se atrevía a confrontarlo por miedo a que él pudiese hacer algo malo con la comida en represalia. Pensándolo bien, la actitud de Murie estaba siendo un tanto arriesgada.

- Cecily me dijo que mi lady iba a recorrer o castillo para ver donde es necesario hacer modificaciones - el hombre respondió , ablandando su voz. - Entonces vine a pedirle si podía revisar las cocinas primero. Así estarán libres cuando sea la hora de preparar el almuerzo.
Era un pedido razonable e Murie tuvo que concordar.
- Está bien, Clement. Voy a revisar las cocinas cuando acabe de arreglar el cabello de Juliana, de acuerdo ?
- Perfectamente, mi lady. Si quiere puedo buscar los instrumentos que precisa para emparejar el cabello de la niña. - él dijo haciendo una pequeña reverencia antes de retirarse. Su actitud ahora era más solícita y condescendiente.
- Te lo agradezco .
- Ah, estoy viendo que también ya consiguió ganarse la simpatía de Clement - observó Gatty, que venía entrando.
- Parece que si, pero no sé como lo hice.
- Porque no se sometió . Él está habituado a que todos se dobleguen a su voluntad y se sometan a las oscilaciones de su humor. Hasta el viejo lord Gaynor temblaba cuando estaba cerca de Clemente, dejándolo hacer lo que se le antojase. Clement está muy mal acostumbrado.
- Quieres decir que él siempre fue así ... con esa cara de amargo limón ? Pensé que era algo que se debía a la situación de penuria en que se vive desde que la peste pasó por aquí.
- Pero no, mi lady! Todos creen eso, pero Clement siempre fue malhumorado, desde el día en que lady Gaynor lo trajo del castillo de nuestro vecino, lord Aldous.
- Cómo? Lord Aldous es vecino de aquí ?

- Si. El vecino más próximo, pero las familias Aldous y Gaynor siempre fueron rivales y no se llevan bien. En su juventud , lord Gaynor y el viejo Aldous ambos estaban enamorados de lady Gaynor y ella acabó escogiendo a lord Gaynor para casarse. Aldous nunca le perdonó eso. Los dos pasaron sus vida confrontando, aunque no abiertamente. Y esa actitud la heredaron sus hijos. Balan y Malculinus hicieron juntos el entrenamiento militar en Strathcliffe y vivían peleándose. Parece que Malculinus mandaba a un grupo de muchachotes a golpear a Balan para no hacer él mismo el trabajo sucio. Malculinus nunca podría enfrentar a mi lord . Malculinus siempre fue delgado y frágil. Nunca ganaría una pelea con mi lord .
- Quieres decir que lord Gaynor contrató a Clement, sacándolo del castillo Aldous?
- Eso mismo, mi lady. hace más de quince años. Eran otros tiempos . Lady Gaynor todavía vivía y la propiedad era opulenta y próspera. Fue sólo después de la muerte de mi lady que todo comenzó a decaer. Lord Gaynor perdió las ganas de vivir y no le prestaba más atención a nada. En el verano anterior a la llegada da peste, él tuvo un súbito momento de interés y decidió mandar a hacer un lago para criar peces. Gastó mucho dinero en esa empresa y tuvo muchas dificultades porque en medio de la obra cayeron lluvias torrenciales y hubo enormes inundaciones.
- Recuerdo bien de ese verano. Muchos perdieron sus cosechas de granos .
- Aquí también perdimos mucho. Buena parte de los fondos habían sido gastados en el proyecto del cultivo de peces, después vinieron las inundaciones y finalmente la Peste Negra. Si lord Gaynor no hubiese despilfarrado tanto dinero con la construcción del lago, hoy estaríamos en una mejor situación para mantener un número mayor de criados y la granja funcionando.
- Puede ser, pero en ese caso, tendrían más bocas para alimentar y sin los pescados para hacerlo - ponderó Murie.
Gatty miró pensativamente a su ama. Sus palabras tenían sentido.
- Además , quién te asegura que algunos criados más hubieran sido suficientes para cuidar de los animales o para impedir que ellos fuesen robados? - Murie continuó . - No olvides que estamos cerca de la frontera da Escocia y los escoceses son conocidos por practicar saqueos y pillajes. Tal vez el hecho que lord Gaynor haya hecho el lago sea mas favorable de lo que crees, Gatty. Después de todo el pescado es un alimento saludable, aunque sea cansador tener que comerlo todos los días.
En este instante, Clement volvió, trayendo los elementos necesarios para que Murie cortase los cabellos de Juliana y ella se despidió de Gatty antes de ir a ocuparse de eso.
Jamás le había cortado el cabello a nadie en su vida, pero , nada podía ser peor que los -cortes desparejos que la niña se había hecho. Con entusiasmo, Murie encaró las mechas castañas de Juliana , trabajó minuciosamente hasta llegar a un resultado más pasable y agradable. Ambas estaban satisfechas con el resultado que se había conseguido.
Juliana saltó de alegría, y salió corriendo para mostrarle el corte a Clement, Thibault, Gatty y a Frederick, y en seguida, subió las escaleras como un bólido para cambiarse de ropa y ponerse su vestido nuevo.
Viendo que el día pasaba rápidamente, Murie trató de marcar el dobladillo con alfileres y mandó a la niña a cambiarse otra vez mientras ella iba a inspeccionar las cocinas.
Terminada la inspección, Murie fue hasta el jardín. Pretendía darle apenas una rápida mirada, pero una planta de ruda, creciendo en un rincón cerca de la puerta de la cocina, llamó su atención. Horrorizada Murie cayó de rodillas y comenzó a arrancar la planta, empujando las raíces con fuerza, cuando oyó un llamado.
- Mi lady! Por Dios que está haciendo? - Clement gritó.
Mirando por sobre su hombro , Murie vio la expresión incrédula del cocinero.

- Arrancando la ruda.
- Pero...
- No se preocupe. Voy a volver a plantarla del lado de afuera del portón.
- Pero Necesito esa planta aquí cerca, no allá tan lejos.
- Qué prefiere Clement ? Tener que caminar un poco más para agarrar la ruda o correr el riesgo de que alguien muera en este castillo?
- Qué ?!
__ No sabe que dejar una ruda en el jardín significa que alguien va a morir en la casa antes que el año acabe? - ella respondió con irritación. - Eso es lo que quiere? Decretar mi muerte o la de mi marido? Pues sepa que no voy a dejar esta planta aquí de ningún modo . La ruda se va afuera de este castillo , estoy segura que no le costará nada dar algunos pasos más para tomar lo que necesita.
Perplejo, Clement, continuó mirando a su ama sin saber qué decir. Su expresión era de pena al ver el ramo de ruda, arrancada desde la raíz, que Murie tenía en su mano.
-Clement dígame qué vino hacer aquí afuera?
- Es que... lord Balan y Osgoode llegaron trayendo un jabalí que cazaron y yo salí para buscar algunas hierbas para saborizar la carne.
- Qué bien! Vamos a tener carne para la cena, entonces - dijo Murie, levantándose y sonriéndole como si nada raro estuviese sucediendo. - Dónde está mi marido? En el salón principal?
- No, mi lady, él y su primo siguieron camino hacia el río. Parece que tuvieron que luchar con el jabalí, estaban sucios con sangre y en vez de pedirme que llevase fuentes con agua a sus aposentos, pre-firieron ir a lavarse al río.
- Entiendo. Y ese río queda lejos ?
- No mucho - respondió el cocinero con los ojos pegados al ramo de ruda, pareciendo desear arrancarlo de las manos de Murie para plantarlo otra vez en el mismo lugar, indiferente a la amenaza que eso pudiese representar.
- Muy bien , entonces, voy hasta allá después de plantar esto en un lugar adecuado. Necesito tener una conversación con mi marido.
Murie notó el suspiro de desaliento de Clement cuando ella se apartó. El hombre estaba desconsolado. Sinceramente Murie no comprendía por qué alguien hacía tanto escándalo por tener que caminar un poco más, sabiendo que así podría estar salvando una vida.
Después de todo , Murie acabó no plantando la ruda afuera del portón , como había prometido. La creencia sólo decía que no debía tener la planta en el jardín, sin especificar el resto. Entonces , resolvió plantarla en la huerta. Así Clement no tendría que caminar tanto para buscar su preciosa ruda. En seguida se limpió las manos y partió al río en busca de Balan.
Estaba agradecida porque él hubiera ido a cazar. De hecho el jabalí relleno iba a ser una deliciosa comida. Nunca le había gustado mucho el pescado y la perspectiva de tener que comerlo tres veces al día la descomponía. No era casualidad que ella hubiese rechazado la cena del día anterior y que se " hubiese olvidado" del desayuno, distraída por el corte de cabello de Juliana y con la visita a las cocinas.
Murie quedó muy satisfecha con las instalaciones de la cocina. Clement había hecho un excelente trabajo de manutención allí. Mientras el resto del castillo estaba en malas condiciones, necesitando pintura, reparaciones, cortinas y muebles nuevos, las cocinas estaban en perfecto orden. Sólo sería necesario abastecerlas con provisiones y contratar algunos criados para que volviesen a funcionar normalmente.
Había expresado su satisfacción por la eficiencia de Clement . Muy rígido, el hombre apenas respondió que ese era su trabajo. Pero hubo un cierto brillo en la mirada del cocinero que demostró el orgullo que sentía por lo que había conseguido. Tal vez lo que faltase para ablandar a esa alma amarga fuese un poco de reconocimiento de sus méritos, consideró Murie . Él nunca llegaría a ser alegre y simpático como Thibault, pero quizás el reconocimiento pudiese hacerlo una persona más agradable.
- Murie! - Osgoode que venía caminando por la senda en su dirección , la llamó . Los cabellos chorreando y las ropas empapadas, se pegaban a su cuerpo.
- Ah veo que resolviste ahorrarle a las criadas el trabajo de lavar tus ropas y que las lavaste vos mismo. - Murie murmuró, riéndose. - Mi marido todavía está tomando baño?
- Si . No sé por qué Balan adora tanto quedarse en el agua. Pasa horas en la bañera cuando está dentro de la casa. En el río, se pone todavía peor. Yo no. Para mí es sólo entrar y salir.
Murie sonrió , evitando decirle a Osgoode que su método de entrar y salir, en verdad dejaba mucho que desear . Él todavía tenía una mancha de sangre en el cuello, debajo de la oreja izquierda.
- Clement me contó que el jabalí se resistió bastante. Te lastimaste?
- Qué ? Por esto? - respondió Osgoode, pasando su mano por el cuello. - Ah, no fue nada. Es que el bicho no estaba muy interesado asistir a la cena nuestra mesa.
- Balan también está herido ?
- No . Él es más rápido que yo . Saltó del caballo sobre el lomo del jabalí y le cortó la garganta. Yo fui el tonto que se puso delante del bicho antes que estuviese totalmente dominado y tuve que salir corriendo para zafar. Fue entonces que me golpeé con una rama y me lastimé, fue sólo eso.
Murie sacudió la cabeza . Cazar jabalíes era una actividad muy peligrosa. En general ellos no eran abatidos de una vez cuando eran acertados por una flecha. Esta apenas los ponía más furiosos y era necesario enfrentarlos para acabar de matarlos.
- Bien. .. me estoy yendo - continuó Osgoode. - quiero ver si Clement está preparando la carne correctamente.
Despidiéndose de su primo, Murie continuó por la senda. No sabía cuanto faltaba para llegar al río, pero sospechaba que ya estaba cerca. Aprovechó el paseo para apreciar el paisaje mientras caminaba. Vio una planta de laurel más al lejos y hasta una planta de cebollas salvajes que crecía en medio de hierbas salvajes. Todo eso traía buenos fluidos a una casa y llevarse un poco consigo sería bueno. Su marido estaba necesitando suerte.
Después cortar una hoja de laurel, ella se agachó y buscó entre los tréboles, intentando hallar alguno que tuviese cuatro hojas. Pasó algún tiempo con eso, pero no halló lo que buscaba. Volvería allí en otro momento, Murie resolvió, siguiendo su camino.
Cuando llegó al claro del bosque que bordeaba el río, notó decepcionada que no había nadie allí. Balan habría pasado cerca de ella sin verla cuando estaba agachada buscando el trébol de la buena suerte?
Un ruido en el agua, un poco más adelante, llamó su atención. Tal vez los primos hubiesen ido a bañarse más lejos para no ser vistos por alguna mujer que pasase por la claro del bosque principal, Murie consideró. Caminó un poco mas hasta conseguir ver el lugar de donde venía o ruido. De repente su corazón se congeló al ver un pedazo de tela azul flotando en la superficie del agua ... era igual a la tela de la casaca que le había regalado a Balan y la que él venía usando desde entonces. Desesperada, Murie corrió hasta el margen, intentando acercarse todavía más . En ese instante vio la espalda de su marido sobre el agua. El resto del cuerpo estaba sumergido.

Dominada por el terror, Murie gritó el nombre de Balan varias veces y, sin pensarlo dos veces, se lanzó al río. En un instante su vestido estaba empapado, enredándose en sus piernas y obstaculizando sus movimientos. El tiempo que le llevó para llegar hasta Balan le pareció una eternidad y, cuando lo consiguió, lo empujó para girarlo. El rostro de su marido surgió a la superficie. Estaba pálido e inerte. Murie le sujetó la nuca con la mano para ayudarlo a recuperar el aliento. Pero Balan no respiraba. Horrorizada Murie creyó que había llegado demasiado tarde .
En este momento notó sangre que corriendo por su mano, la misma mano que sujetaba la cabeza de Balan. Levantó un poco más el cuerpo de su marido , apartó las mechas mojadas del cabello de él y entonces pudo ver el corte largo y profundo en la parte posterior de la cabeza. Eso no era una herida de caza... era obra de una mano humana.
Alguien había golpeado a Balan con algún objeto agudo. Había muchas piedras de bordes afilados en la vera del río que podrían haber servido para eso. Mierda! Habían intentado matar a su marido una vez más !
Murie sujetó firmemente los hombros de Balan y comenzó a empujarlo hacia la costa como pudo. Eso fue más fácil mientras el cuerpo estaba en el agua, pero, llegando a tierra firme, Murie tuvo que hacer un esfuerzo enorme para conseguir arrastrarlo afuera. Sin saber de donde sacaba tanta fuerza, fue empujando y empujando de todos los lados hasta apoyarlo sobre la arena la parte superior del cuerpo de él, dejando las piernas todavía en el agua baja de la orilla. Entonces comenzó a golpear su pecho y a girar su cabeza de costado, intentando ver si él reaccionaba.
En segundos Balan tosió y, en un espasmo violento, escupió una enorme cantidad de agua. Después tosió más , soltó un gemido, se dio vuelta de costado y permaneció en total silencio.
- Marido... - Murie susurró al oído de él, arrodillándose a su lado.
Le pasó la mano por la frente , apartando sus cabellos y miró su rostro que comenzaba a ganar una leve color. Pero a pesar de eso, Balan continuaba inconsciente. Murie palmeó levemente sus mejillas para ver si él se despertaba. Luego ganó coraje y dio una bofetada más fuerte. Pero no surtió efecto. Balan continuaba inerte en el suelo.
En ataque de desesperación, Murie miró a su alrededor , buscando decidir qué hacer. Apenas creía que su marido pudiese todavía estar vivo. El sentido común le decía que debía ir a buscar ayuda. Nunca sería capaz de cargar a Balan sola de vuelta hasta el castillo. Sin embargo, sabía que quien había hecho aquello todavía podía m estar rondando por allí escondido en la mata esperando para terminar su trabajo. Balan no podía ser dejarlo solo ni por un minuto .
Sus pensamientos giraban enloquecidos, en busca de una solución, cuando sus ojos se detuvieron en la casaca de Balan. Analizó la tela por un instante, después miró su propio vestido y en seguida a las hojas y troncos arrastrados por la agua que se acumulaban en el claro del bosque donde estaban. Había dos ramas que parecían resistentes y de buen tamaño.
Sería capaz de... no. Ni siquiera haría eso para salvar la vida de Balan?
Murie vaciló por un instante, pero la idea prevaleció.
Admitiendo que no había otra salida, Murie se puso de pie y comenzó a sacarse la ropa.

jueves, 28 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 21

CAPITULO 21

- Espero que Murie y el cocinero hayan preparado algo de comer. Estoy muerto de hambre - le dijo Osgoode a Balan mientras subían los escalones de la entrada del castillo.
- Te aseguro que si. Ella también debe estar hambrienta - respondió su primo, pasando una mano por sus cabellos revueltos por el viento.
Además de estar hambriento, Balan se sentía exhausto. La semana de preocupaciones que había pasado en Reynard lo había agotado. Se había quedado noches enteras sin dormir velando por su esposa enferma , quien se debatía en fiebre, y su cuerpo luchando para librarse del veneno. Procuraba calmarla cuando ella tenía alucinaciones, o cuando lloraba porque extrañaba a sus padres o cuando gritaba por miedo a los demonios imaginarios que asolaban sus sueños.
Fue durante esos períodos de inconsciencia que Balan fue descubriendo cualidades insospechadas en su mujer. Ella era más sensible, cariñosa e inteligente de lo que él sospechaba y Murie - sin saberlo y poco a poco - se había ganado un espacio mucho mayor en su corazón. Si antes de casarse consideraba que los dos podían llevarse bien, y por eso se había casado con ella, ahora su corazón le exigía algo más que simplemente "llevarse bien". Balan quería que su esposa lo amase de verdad. No necesitaría amarla en la misma proporción , él consideró. Creía que el romanticismo era una cosa de mujeres y no estaba interesado en enredarse en esa telaraña sentimental. Pero deseaba, si, que ella se a amarlo. Sólo que no sabía cómo diablos haría para conseguir eso.
- Apuesto a que prepararon pescado - comentó Osgoode.
Balan soltó una carcajada. En cuanto a eso, no tenía la menor duda. Los hombres ya le habían avisado que no habían tenido tiempo para cazar.
El salón estaba vacío y silencioso cuando entraron, al contrario de épocas anteriores a la Peste Negra cuando ese espacio vivía siempre agitado, lleno de personas que iban a y venían , riendo y conversando. Balan ansiaba ver el día en que pudiese ver esa alegría volviendo a ese lugar y, con a ayuda de Murie, esperaba que ese día no estuviese muy lejos .
Los primos se dirigieron a la puerta de la cocina y ya iban entrando cuando Clement apareció.
- Ah, ya volvieron. Qué bueno. Preparé un pescado asado como su esposa pidió .
- Y dónde está ella? - Balan preguntó entrando en la cocina.
- Mi lady está preparando sus aposentos para el re-poso de esta noche - respondió Clement de manera for-mal, tomando dos bandejas de pescados asado en sus manos. - Tal vez debiesen avisarle que la cena está lista. Es mejor comer esto antes que se enfríe. Yo necesito ir a limpiar la cocina - Clement completó, dando la espalda cuando Balan tomó las bandejas.
- él está cada vez más malhumorado - comentó Osgoode al tomar una de las bandejas.
- Clement hace lo mejor que puede con las pocas provisiones que tenemos y aún así todos protestan.
- Eso es verdad - concordó Osgoode, oliendo la comida mientras colocaba la bandeja sobre la mesa. - Vas a llevarle una bandeja a Murie?
- Si . Te gustaría cenar con nosotros ?
- Yo nunca sería tan cruel, primo. Ve, sube y aprovecha bien la compañía de tu esposa - Osgoode respondió , guiñando un ojo maliciosamente.
Balan subió riéndose las escaleras. El cuarto que había sido de sus padres quedaba en el piso superior y había sido construido cuando agregaron un piso mas al castillo, veinticinco años atrás. Balan era muy pequeño en ese tiempo , y no recordaba cómo era el castillo antes de la reforma . Él no había tomado posesión del cuarto cuando había vuelto de la guerra y se había enterado de la muerte de su padre y del caos se había instalado en Gaynor. Después de dar una rápida mirada, prefirió instalarse en los galpones, junto con los soldados que habían ido a batalla con él.
Era difícil imaginar ahora que su mujer fuese capaz de darle un aspecto decente a ese cuarto en tan corto espacio de tiempo. Pero Balan tuvo una grata sorpresa cuando llegó a la puerta del aposento que permanecía abierta. El cortinado inmundo ya no estaba allá, el piso estaba barrido y sin nada de polvo, un fuego encendido en la chimenea, y la cama armada con sábanas limpias. Había mantas de piel cuidadosamente dobladas a los pies de la cama y las hendijas de las ventanas habían sido tapadas con otras mantas para evitar la entrada del viento.
Aunque no fuese necesario en aquella época del año, el fuego le daba un toque acogedor al ambiente y habían colocado alguna hierba perfumada pues el aire tenía un agradable y suave aroma.

Después de admirar la obra primorosa que habían realizado en el aposento, sus ojos se posaron en la figura de las dos personas que estaban allí : Murie y Juliana. La niña, parada delante de la chimenea, usaba un vestido amarillo claro, un poco grande para el tamaño de ella.
- Osgoode creyó que vos tendrías más o menos la misma estatura que la hija de lady Greyville y por eso lo mandé hacer este tamaño - Murie le iba a explicando a la niña mientras amarraba las cintas en la espalda de la niña. - Pero por lo visto ella era un poco mas grandota que vos. Pero no está mal. Cuando vos crezcas un poquito más, te va a quedar a la perfección. Si quieres también puedo dar unas puntadas para hacerle un ajuste.
Juliana permanecía en silencio, acariciando levemente la tela del vestido.
- Y mañana vamos a ver como te arreglo el cabello - continuó Murie.
- Yo misma me lo corté - dijo Juliana.
- Te salió bastante bien. Pero es difícil cortarnos nuestro propio cabello, sabes? Vamos a tratar de emparejarlo .
- Me lo corté así para parecer un varón. Creía que de esa manera mi padre me iba a querer.
Balan sintió un aprieto en el corazón y mucha rabia hacia padre al oír as palabras de su pequeña hermanita. En su dolor a él no le había importado el sufrimiento que le causaba a esa criatura. Aun cuando Balan había intentado convencerlo de ser más considerado con la niña, el obcecado lord se negaba a discutir la cuestión de Juliana. Y nunca más habían tocado ese tema.
Ahora Murie sujetaba a la niña por los hombros con cariño y, mirándola directamente a los ojos, le explicó con voz calma:
- Estoy segura que tu padre , muy en lo profundo de su corazón, te quería, mi querida. Pero sucede que a veces los hombres tienen dificultad en demostrar sus sentimientos.
- No, no. - Julianna sacudió su cabeza negando. - él demostraba muy bien su cólera.
- Eso parece que si lo saben hacer muy bien - concordó Murie, agregando: - Pero me estoy refiriendo a sentimientos más delicados, más sutiles.
- él me detestaba porque yo maté a mamá - declaró la niña y su mirada de repente se llenó de tristeza.
La pequeña temía que Murie la rechazase después de saber de eso, se imaginó Balan quien continuaba sujetando la bandeja y presenciando la escena sin ser notado. Apretó su puño, tenso con lo que escuchaba. Sintió entonces que, sin querer, aplastaba el pan que llevaba en una de sus manos.
- No fuiste vos quien mató a tu madre, Juliana - Murie dijo con voz firme. - Ella se enfermó poco después que vos nacieses y eso no es culpa tuya. Esas cosas suceden a veces y pueden sucederle a cualquiera, inclusive a mí . Y en ese caso me gustaría que vos te ocupases de amar y cuidar bien a mi hijo en vez de culparlo por algo de lo cual nunca fue responsable.
- Ah, está bien. .. te prometo que lo haré si eso sucede - Juliana murmuró.
- Perfecto. - Murie sonrió . - Estás muy linda con ese vestido, pero ahora creo que es mejor que te lo saques para que pueda subirle el dobladillo . No quiero que te tropieces y acabes lastimándote.
La muchacha obedeció. En seguida volvió a ponerse la camisa y los pantalones toscos que usaba antes.
- Voy a poder jugar con Frederick cuando use el vestido?
- Bien. .. Que te parece si hacemos un trato : vos usas esa sus ropa para jugar de día y por las noches usas el vestido para ir a la cena?
- Muy bien ! De esa manera seré un varón como Frederick de día y una chica como vos de noche.
- Exactamente - concordó Murie con una amplia sonrisa.
- Gracias, Murie. El vestido es lindo. Nunca tuve nada tan bonito. Gracias por pensar en mí.
Murie sonrió ante las palabras sinceras de Juliana.
- Pensé que sería un buen regalo para mi nueva hermana - ella agregó. -Para comunicarte cuan feliz estoy de formar parte de tu familia.
- Creo que me va a gustar tenerte como hermana - respondió Juliana medio tímida, preparándose para salir. - Y estoy contenta de que Balan se haya casado con vos. - Al levantar la vista, Julianna se encontró con su hermano, parado en el umbral de la puerta. - Ah, hola Balan! Murie es muy buena, sabes? - ella dijo , pasando al lado de él para salir. - Ahora me voy a contarle a Gatty que me gané un vestido nuevo como regalo.
Balan acompañó con la mirada la corrida de su hermana por el pasillo hasta que ella desapareció de vista. No la veía tan alegre a desde que había vuelto de Francia. Acabó de entrar y cerró la puerta para quedarse a solas con su esposa que lo miraba un tanto aprensivamente.
- Se que estás dudando, pero quiero que sepas que le apliqué un castigo a Juliana. Hice con que ella me ayudase a arreglar la cama, a colgar las mantas en las ventanas y a buscar hierbas perfumadas para poner en el fuego - Murie anunció antes que Balan dijese algo. - El vestido solamente fue un premio por el buen trabajo de ella.
Balan esbozó una sonrisa divertida.
-Cuando se lo mandaste a hacer, ya sabías que te iba a patear, que después te iba a ayudar y que entonces se iba a mercer un premio?
- Oh, está bien. .. Pensé que a la niña le gustaría de ganarse un vestido.
Balan se detuvo delante de su esposa y ya iba a tocarla cuando se dio cuenta de que todavía cargaba la bandeja y el pan .
- Te traje un poco de comida, Murie.
- No tengo mucha hambre por ahora . Déjalo... Ella no consiguió terminar la frase. Antes que dijese algo más, Balan soltó la bandeja y la tomó en sus brazos, sellando sus labios con un beso. El cariño que Murie le había demostrado a su hermana lo había dejado conmovido. Si Murie era así con una extraña, ya se imaginaba como sería cuando tuviesen sus propios hijos. Sería una madre dedicada, capaz de confortarlos, de darles amparo y de enseñarles lo que fuese necesario con sensibilidad . El corazón de Balan latía con fuerza y no sabía cómo expresar la enorme gratitud y el inmenso afecto que estaba sintiendo por Murie en ese momento. Quería devorarla, apretarla con todas sus fuerzas, hacer que ella se convirtiese en una parte integral de él.
Y lo hizo. Comenzó a cubrirla con besos y a acariciarle todo el cuerpo, recorriéndola por entero. La besó apasionadamente y la abrazó como si nunca más quisiera soltarla. Murie se entregó con abandono, retribuyendo sus besos y dejando que él la llevase en sus brazos hasta a cama. Todavía abrazados, ellos cayeron sobre el colchón.
Y fue entonces que se oyó un estruendo y la cama se -derrumbó al piso. Perplejo Balan miró a su mujer, acostada debajo de él. Murie se reía y dijo con un hilo de voz:
- Mi lord esposo, creo que vamos a necesitar una cama nueva.
- Ciertamente - él concordó. - Pero eso puede esperar hasta mañana. Ahora tenemos que tratar un asunto mucho más importante - Balan dijo entre risas, arrancándose la camisa y comenzando a desatar la ropa de Murie.

miércoles, 27 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 20

CAPITULO 20

- Mi lady! - Preocupada, Cecily corrió para socorrerla. - Se lastimó?
- No fue nada - Murie respondió , forzando una sonrisa . Pero, no consiguió mantenerla por mucho tiempo y finalmente suspiró con desagrado. Desde allí donde estaba, en el piso entre los pedazos rotos de la cama, la visión que tenía del cuarto no era mucho mejor.
Afligida, Cecily continuaba hablando mientras intentaba ayudar a su ama a levantarse.
- Sábanas limpias no van a servir de nada. Además, , dudo que haya ropa de cama limpia en este lugar . Con todo lo que hay para hacer no deben dedicarle mucho tiempo a lavar ropa.
Murie concordó con Cecily, sorprendiéndose por no haber pensado en eso antes.
En ese instante el primero de los cuatro hombres que traían el equipaje entró por la puerta que estaba abierta.
- Oh! - él exclamó al ver la escena, haciendo con que los otros tres se detuviesen detrás de él.
- - Podemos arreglar a cama, mi lady - él dijo, después de algunos instantes.
- No se preocupen - comenzó Cecily. - Vamos a ...
- Entonces háganlo. Pero háganlo ya!! - Murie la interrumpió, poniéndose rápidamente de pie.


- Pero mi lady... - Cecily insistió.
- Debe haber por lo menos un par de sábanas limpias en mis baúles - Murie la interrumpió una vez más - Sácalas ya!!
- Pero mi lady, en este lugar...
- En la corte todos sabían que la situación del castillo Gaynor era precaria - se atajó Murie, abriendo la tapa de uno de los baúles. - Es posible que la reina haya mandado mi ropa de cama para un caso de necesidad. La reina Felipa es una persona muy precavida. Oh, Felipa! No me falles en este momento...!
- Está segura que ... - Las palabras desaparecieron de los labios de Cecily cuando Murie sacó del baúl un juego de sábanas de lino blanco.
- Ves! Te adoro Santa Felipa! - Murie exclamó feliz. - Qué mujer mas maravillosa! Tengo que escribirle para agradecerle esta atención.
Con los hombros hundidos, Cecily sacudió la cabeza y le dio paso a los hombres que se acercaban para estudiar las tablas de la cama esparcidas en el piso.
- Este cuarto está muy ... deteriorado. No hay otro lugar para mi lady pase la noche? - uno de los hombres indagó.
- Claro que hay - Murie respondió irónicamente. - Podría dormir con mi marido en el galpón de los soldados, qué te parece la idea?
- Bien. .. de nuestra parte sería muy bienvenida, mi lady - retrucó uno de los hombres con una sonrisa burlona.
Murie arqueó una ceja y no dio más bolilla al soldado, volviéndose hacia Cecily con aire derrotado.
- Voy a buscar una escoba para barrer, mi lady - Cecily contemporizó. - Por lo menos así sacaremos parte del mal olor.
Mientras la criada salía del cuarto , Murie se puso a guardar nuevamente la ropa de cama para que no se ensuciase y fue a mirar el trabajo de los hombres que comenzaban a levantar el marco superior de la cama con el resto del cortinado podrido.
- Esperen ! Quiero arrancar esos pedazos de cortina antes que coloquen el marco.
-Nosotros mismos lo haremos.
Inmediatamente los hombres comenzaron a arrancar las tiras y a arrojarlas al suelo , haciendo todo con una rapidez que Murie jamás sería capaz. Por suerte son habilidosos, ella pensó. Entonces ella podría ocuparse de otras cosas que tenía que hacer.
Salió apresuradamente del cuarto y en el corredor encontró a Cecily que venía subiendo las escaleras con una escoba en la mano.
- Sabes qué hicieron con los almohadones y las mantas de piel que había en el carruaje? - ella le preguntó a la criada.
Emilie había tenido la gentileza de prestarle esos artículos para el viaje desde Reynard a Gaynor. Tendrían que ser devueltos después por el cochero que volvería al día siguiente, pero por lo menos por esta noche servirían para que ella y Balan durmiesen con más comodidad.
- Creo que todavía están en el carruaje, mi lady.
- Entonces voy a buscarlos mientras vos barres el cuarto.
El amplio salón del castillo estaba vacío cuando Murie lo atravesó. Obviamente todos los criados, así como los soldados, estaban ocupados cumpliendo sus obligaciones. Fue sólo al cruzar el gran patio externo que ella encontró las primeras personas. Eran dos hombres que venían caminando a su encuentro.
- Está buscando a su marido, mi lady? - preguntó el primero que pronto se presentó. - Mi nombre es Erol.
- Buenas noches , Erol - Murie lo saludó con una sonrisa . - No estoy buscando a mi marido.
- Yo soy Godart - dijo el segundo. - Qué busca entonces, mi lady? Tal vez podamos ayudarla.
- Buenas noches , Godart. Estoy buscando el carruaje que trajo mis baúles. Imagino que está guardado en los establos, no?
- Si , claro - los dos dijeron al mismo tiempo. - Quiere que busquemos algo ? Que la llevemos hasta allá?
- Oh, no quiero darles trabajo y apartarlos de sus tareas. Pueden dejar que yo misma me arregle.
- No será trabajo , mi lady.
- De ningún modo - completó el otro.
Estaba claro que los hombres querían agradar, pero Murie sospechaba que podía ser algo más que eso, algo relacionado con la escasez de mujeres que había en ese castillo. Por lo que sabía, las dos hijas de Gatty eran las únicas muchachas solteras de allí. De cualquier manera, aceptó el ofrecimiento y siguió a los dos hombres.
Llegando al establo, ella entró ansiosa por encontrar las pertenencias que buscaba. En vez de eso, encontró a la hermana de Balan, sentada al lado del hijo de Gatty, Frederick, observando a Habbie cepillar al garañón que pertenecía a su marido. La muchacha conversaba animadamente y, distraída como estaba, no notó en un primer momento que Murie y los hombres estaban allí. Pero cuando se dio cuenta , saltó a sus pies lista para huir.
Pero Murie estaba lo suficientemente cerca como para sujetarla por el brazo, impidiéndole correr.
- Mi lady! - exclamó Habbie con sorpresa, observándola a ella y a la niña forcejeando . - Desea algo ?
- Si. - Murie ignoró la agitación de Juliana y continuó sujetándola del brazo mientras hablaba. - Estoy buscando las mantas y los almohadones que había en el carruaje. Me haría el favor de tomarlas y entregárselas a estos dos caballeros? Voy a pedirles que los lleven al cuarto de lord Balan mientras yo tengo una conversación con esta niña .
- Claro... que si, mi lady... - Habbie murmuró, desviando su mirada hacia la niña.
- Gracias. Vamos Juliana... - Murie se dio vuelta para salir de las establos empujando a la chica que continuaba forcejeando.
- No, no voy! - ella gritaba.
- Ah, si que vienes. Te aseguro que vas a querer conocer mejor a tu nueva hermana.
- Vos no sos mi hermana!
- Soy la esposa de tu hermano lo que me transforma en tu hermana.
Cargando todo lo que Murie había pedido, Habbie, Godart y Erol venían con caras muy afligidas . Parecían muy preocupados por lo que ella podría hacerle a Juliana. No los culpaba por eso porque, si ellos habían oído los terribles rumores que corrían respecto a La Caprichosa, con certeza tenían miedo que ella fuese castigar violentamente a la niña. Pero el tiempo se encargaría de mostrarles que ella no era del modo en que describían a la Caprichosa.
- No quiere que llevemos a Juliana ante la presencia de lord Balan? - sugirió Erol.
- De ninguna forma . Todos ustedes oyeron a mi marido decir que yo misma podía resolver este asunto, verdad ?
- Si , pero... Es que...
- Ni una palabra mas , caballeros. Asunto cerrado. - Murie los dispensó con una sonrisa .
Ya estaban en la entrada del castillo y ella fue subiendo los escalones todavía sujetando firmemente el brazo de Juliana. Sin conseguir soltarse, la niña la seguía a los tropezones.
Murie todavía no sabía muy bien cómo iba a lidiar con esa niña. Sólo sabía que, de alguna forma, necesitaba ampararla y ganarse su respeto.
Los hombres con las mantas y los almohadones venían un poco mas atrás y subieron por las escaleras hasta el cuarto donde los otros, esos que estaban arreglando la cama, ahora salían llevando los pedazos de cortinas rasgadas. Murie balbuceó algo en agradecimiento y entró al aposento.
La cama presentaba una apariencia mucho mejor , sin todos esos trapos colgados y quedaría todavía más acogedora con las sábanas limpias cubriendo el colchón. Daba la impresión que también habían conseguido quitar buena parte del polvo y que la limpieza que Cecily realizaba con esmero, estaba dando resultado.
Murie continuó caminando de un lado al otro dentro del cuarto , todavía sujetando la mano de Juliana. Su intención era cansar a la niña, ya que si se detuviesen , era posible que esa niña dañina lograse patearla nuevamente. Y en ese caso las cosas se agravarían, pues Balan seguramente le daría un castigo severo . Y ella no deseaba que la chica fuese castigada de ninguna forma . Sólo deseaba abrazarla, hacerla sentirse amada y darle el amparo que se merecía. Eso, sin embargo, sólo sería posible cuando lograse quebrar la barrera defensiva que Juliana usaba para protegerse, como si fuese una armadura.
- Muy bien , caballeros, muchas gracias por haberme ayudado a traer todas esas cosas acá. Ahora, por favor, dejen todo encima de los baúles y pueden retirarse. Juliana y yo arreglaremos la cama - ella dijo, cuando notó que la niña se calmaba un poco.

- Yo no voy a hacer ninguna cama!
- Ah, claro que si.
- No puedes obligarme! - la muchacha gritó, intentando soltarse.
- Godart - Murie llamó uno de los hombres que ya iba saliendo. - Tengo la impresión de que eres uno de los soldados de Balan. Estoy en lo cierto?
- Si , mi lady. Soy soldado y nosotros tenemos diversos servicios. A veces nos cabe hacer la guardia del castillo y otras veces realizar el trabajo necesario en el campo. Esta es mi semana de trabajar como labrador.
- Pues creo que hoy será tu día de guardia, Godart. Por favor, quédate al lado de la puerta e impide que Juliana salga. Ella no podrá dejar este cuarto hasta que yo lo permita y sólo voy a dejarla salir después que ella haga lo que le pedí.
El hombre obedeció con un asentimiento de cabeza y Murie soltó el brazo de la niña. Ella vaciló por un instante, indecisa entre comenzar a patear de nuevo o intentar huir. Optó por la fuga y salió corriendo contra las piernas del soldado quien se apostó delante suyo . Buscando abrirse camino, Juliana pataleaba, daba puntapiés y golpeaba con sus pequeños puños cerrados contra el pecho del soldado . Él continuaba impasible, firme como una roca, apenas sonriendo levemente . Usaba botas de caña alta y pantalones de cuero, lo que impedía que sintiese dolor con los golpes. La niña continuó en su lucha incansable, intentando en vano conseguir espacio para la fuga hasta que finalmente se rindió por cansancio. Sólo entonces miró exhausta en dirección a Murie.
- Tu hermano dijo que yo podía resolver el caso de la patada que me diste cuando llegué aquí, te acuerdas? - La voz de Murie era serena. - Me gustaría resolverlo, convirtiéndome en tu amiga. Pero si Balan no cree que eso es suficiente, con certeza va a castigarla de forma mucho más severa. Entonces vas a pensar que es por culpa mía y nunca más aceptarás ser mi amiga.
Con la cara fruncida, la niña parpadeaba sin entender a dónde Murie quería llegar.
- Sin embargo, si el castigo consiste en ayudarnos a arreglar este cuarto, estoy segura que eso será suficiente para Balan. Incluso hasta podemos conversar un poco para que vos me conozcas mejor y para que resuelvas se quieres o no tener una amistad conmigo.
- Yo no quiero ser tu amiga! Y cuando sepas como soy , tampoco vos vas a quererlo.
-Te equivocas , mi querida - retrucó Murie, extendiendo las sábanas sobre el colchón. - Ya empezaste a gustarme.
- Por qué ?
- Porque te pareces a mía, cuando yo tenía tu edad.
Los ojos de la muchacha mostraban total incredulidad. Pero antes que ella lograse expresar su duda, Murie continuó hablando:
- Yo también quedé huérfana cuando tenía diez años. Mi madre se enfermó con la peste roja.
- Viruela? - Juliana indagó insegura.
- Exactamente. Los criados tenían miedo del contagio y no la cuidaban bien. Cuando mi padre se dio cuenta de eso, y él mismo la atendió , haciendo que ella se alimentase mejor, limpiándole las heridas y dándole baños para bajarle la fiebre. Se quedaba al lado de ella día y noche, sin comer o dormir muchas veces, hasta que se debilitó tanto que, poco después que mi madre murió , él también falleció .
- Mi padre también cuidaba de mi madre enferma - Juliana comentó casi con un hilo de voz. - Dicen que fuiste llevada a la corte, después que quedaste huérfana y que el rey no paraba de mimarte.
- En parte es verdad. de hecho me llevaron para vivir con el rey que era mi padrino. Pero él siempre estaba ocupado y no podía darme mucha atención.
Efectivamente, Murie había tenido poquísimo contacto con Eduardo en los primeros cinco años que había vivido en la corte .
El pasaba la mayor parte del tiempo en campañas en Escocia o en Francia, muy lejos del castillo Windsor, y sólo aparecía allí rara vez . Era en esas raras y escasas ocasiones, que él la mimaba a ella y a sus propios hijos.
- Pero, y la reina?
- Ella también tenía sus cosas que hacer. Tenía que cuidar de sus hijos, dirigir las tareas del castillo y disponía de poco tiempo para prestarle atención a una niña más . Yo casi siempre estaba sola, sin conversar con nadie salvo con c mi amiga Emilie. En tu caso, me parece que Gatty te presta bastante atención.
- Si , pero también tiene hijos y mucho trabajo que hacer - dijo la niña, doblando con cuidado una punta de la sábana debajo del colchón como Murie lo hacía del otro lado. - Frederick es mi único amigo.
- Ah, si ? Y qué hacen Frederick y vos para divertirse?
Juliana comenzó a hablar, contando sus bromas y travesuras mientras Murie acababa de arreglar la cama, acomodando los almohadones y estirando la colcha.
Con un asentimiento de cabeza, le hizo una seña a Godart para que se retirase y él salió silenciosamente . En un rincón del cuarto , Cecily paró de barrer y, apoyándose en la escoba, se quedó escuchando el relato de la niña con una sonrisa estampada en el rostro.
Las cosas estaban yendo bien. Juliana demostraba ser una muchacha inteligente y de buen corazón, ambas cosas escondidas bajo una capa de agresividad. Murie sintió pena por la niña y tuvo ganas de llorar, pero se juró a sí misma que, de allí en adelante, haría todo lo posible para que Juliana se sintiese querida y para que recibiese la atención que ella misma nunca había recibido desde la muerte de sus padres.